Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los descubridores

Guardianes de tesoros submarinos

El Bou Ferrer, a 1.000 metros del puerto de La Vila Joiosa, es uno de los pecios más expuesto al expolio. Los GEAS de la Guardia Civil mantienen un estrecha vigilancia en la zona

Guardianes de tesoros submarinos

Son los responsables de vigilar que nadie ose acercarse, fondear su barco o sumergirse en el fondo del mar para expoliar los tesoros que guarda el pecio Bou Ferrer, hundido a 25 metros de profudidad, a sólo 1.000 metros del puerto de La Vila Joiosa. Son los miembros de los Grupos de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (GEAS) que, de manera coordinada con la Universidad de Alicante y Vilamuseu (Museo de La Vila Joiosa), realizan una inmersiones para vigilar y controlar que el estado del pecio no se haya alterado. «En el caso del 'Bou Ferrer' es un yacimiento arqueológico en plena excavación; se trata de uno los pecios más sensibles desde un punto de vista del expolio, dada su proximidad a la costa de La Vila Joiosa y a la profundidad a la que se encuentra», explica el brigada Antonio García, de los Geas. En la provincia de Alicante hay un total de 12o pecios.

Protegido por una valla metálica, la nave (un barco mercante del siglo I d.C. que naufragó cuando realizaba la ruta Cádiz-Roma, puerto de Ostia) iba cargado con 3.000 ánforas repletas de salsa de pescado y lingotes de oro. Es una de las joyas del patrimonio arqueológico de la Comunidad Valenciana. Su cargamento se encuentra en perfecto estado de conservación; de ahí su incalculable valor arqueológico. De los trabajos de conservación y etiquetado de todo el material que se recupera del Bou Ferrer se encarga Vilamuseu.

La valla protectora del Bou Ferrer se retira en verano para la campaña de excavación arqueológica. Momento en el que lógicamente se refuerza la vigilancia.

Pero... ¿cómo es el perfil del expoliador de un barco de estas características? El mismo que el de cualquier ladrón de tierra; es decir, la finalidad es sustraer y vender. Con la diferencia de que para acceder al pecio obviamente hay que bucear. «A veces, este tipo de robo tiene una connotación romántica o aventurera», aclara Antonio García. «Es importante tener conciencia de que el patrimonio arqueológico es de todos», explica, por su parte, el director de Vilamuseu, el arqueólogo Antonio Espinosa.

El hecho de que se robe una pieza, por ejemplo, un ánfora, modifica los parámetros para estudiar el entorno de ese objeto y obtener así información sobre el barco.

Espinosa destaca también el reconocimiento por parte de la Unesco, que lo ha incluido en el Catálogo Mundial de Buenas Prácticas en Arqueología Subacuática.

Declarado Bien de Interés Cultural, el Bou Ferrer es además el único pecio de España de estas características que se puede visitar por parte de buceadores;unas visitas que se realizan verano tras verano submarinistas de todas partes del mundo que conocen así una parte de nuestra historia y... bajo el mar.

Los descubridores «Bou» y «Ferrer»

Los buceadores Antoine Ferrer y Pepe Bou han hecho historia: son los descubridores del pecio; que ha heredado el nombre de los dos investigadores que dieron con él en el Mediterráneo. El hallazgo de la embarcación se produjo en 1999.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats