A María Moldes (Pontevedra, 1974) el mundo que le rodea no acaba de gustarle y la fotografía le ayuda a construir un universo paralelo. Esta gallega afincada en Madrid que vivió varios años en Alicante, desde donde lanzó al mundo sus populares fotografías de bañistas en Benidorm con su serie aún abierta Escenas de la vida radiactiva, vuelve cuando puede a la costa alicantina para continuar fotografiando a personajes cotidianos que, en sus manos, convierte en protagonistas de otro mundo, de otra galaxia.

Tras inaugurar hace unos días dos exposiciones en PhotoEspaña (la individual Ultimátum a la Tierra y la colectiva Offland. Un lugar ideal, al menos), María Moldes fue ayer la invitada que cerró el X Seminario Infotógrafos organizado por la asociación Escritores de Luces de la Universidad de Alicante, donde habló de su proceso creativo y de cómo emplea la imaginación para escapar de un mundo en decadencia, como ella sugiere.

«Siempre digo que utilizo la fotografía para sobrellevar la realidad, que normalmente es peor, más aburrida y más triste de lo que me gustaría, y lo que hago con estas series es darle la vuelta», indica la fotógrafa, a pesar de que prácticamente la totalidad de las imágenes que utiliza son de personas y escenas reales -es paciente y le gusta sorprenderse con lo que ve- y solo prepara alguna foto de forma excepcional.

El último de sus proyectos, Bloop, que convierte en escenario de ciencia ficción una zona de lodos de las salinas de San Pedro del Pinatar, en Murcia, es el que rige en su exposición individual de PhotoEspaña en la galería Puxagallery, rebautizada con el título de la película de ciencia ficción del año 1951 de Robert Wise, «donde un extraterrestre aterriza en Washington y lanza un ultimátum a los terrícolas para que dejen de utilizar la bomba atómica», explica Moldes, que en su serie transforma al fotógrafo Valiente Verde «en el extraterrestre ecologista que llega al Mar Menor, se encuentra lo que se encuentra -una zona llena de plásticos- y les lanza su ultimátum».

A la gente le suele llamar la atención que sea un punto de vista distinto de ver la realidad», apunta esta fotógrafa, impregnada del cine de ciencia ficción en blanco y negro del siglo pasado que no se considera extraterrestre «pero sí un poco outsider, soy más rara de lo que pensaba», bromea.

Esta serie, que inició antes de que se comenzara a hablar de la crisis de los plásticos como ahora, también figura en la colectiva Offland. Un lugar ideal, al menos, donde ocho fotógrafos de distintos países muestran imágenes de mundos imaginarios, comisariados por Sema D'Acosta.

«Ha sido casualidad que coincidan las dos. Primero me dieron una beca en Asturias el año pasado y allí conocí al dueño de la galería que me propuso exponer en PhotoEspaña y al poco tiempo me seleccionaron para la otra colectiva», explica la joven, que mantiene abierto el proyecto, al que ha añadido vídeos con capturas de la película de Wise.

«Me encanta ir a Benidorm»

Moldes tampoco cierra nunca su serie de fotos en Benidorm y, de hecho, en las próximas semanas se acercará a la capital de la Costa Blanca para realizar videos. «La serie de Benidorm seguirá toda la vida, no la cerraré nunca, me encanta ir a Benidorm», asegura la fotógrafa, que el pasado año se encontró con una de sus fotografiadas en la muestra Benidorm Expone, con fotos suyas.

La serie Escenas de la vida radiactiva, realizada con el móvil, dio la vuelta al mundo primero en Instagram, donde Moldes cuenta con 13.600 seguidores, y fueron publicadas en The Guardian o la CNN tras formar parte del primer photobook de esta red social, y hace dos veranos se expusieron en grandes vallas urbanas de 24 países del mundo a través de Apple. Ahora, desde que reside en Madrid, combina el móvil con la cámara, ya que ha comprobado que «en Alicante era más fácil hacer fotos con el móvil porque hay mucha luz, que se necesita porque si no, no te sirven. Aquí en Madrid no puedes. En Alicante la luz tiene más potencia», asegura.