Tanto el Real Automóvil Club de España (RACE) como las grandes marcas señalan que, económicamente, el coche eléctrico se amortiza a partir de los 10 años e incluso antes si se usa con frecuencia. A partir de los 15.000 kilómetros anuales puede afirmarse que al bolsillo le sale más barato este tipo de turismos. El coche en sí es más caro, pero no conlleva el habitual gasto en combustible. La recarga eléctrica de la batería cuesta dinero, en concreto, alrededor de 1,3 euros cada 100 kilómetros, mientras que un vehículo de gasolina gasta 7 u 8 euros para cubrir esa misma distancia. Ello, unido al ahorro en el taller por el bajo mantenimiento necesario y el menor número de averías, lo hacen más atractivo.