Alejandro García Arboleya

Médico de la Armada, estaba asignado al navío San Julián que hacía la ruta de Cádiz a Veracruz. En este barco viajó Iturriagaray con su familia para tomar posesión como virrey de Nueva España. Durante la travesía, el pasaje y la tripulación padecieron un brote epidémico de fiebres gástricas. García Arboleya atendió a todos los afectados y se ganó la confianza del virrey que le concedió licencia para abandonar el buque y lo adscribió a su servicio como médico de confianza. Ya en Ciudad de México fue el encargado por Iturriagaray para comenzar a vacunar, como vimos en el capítulo anterior, cuestión que originó el conflicto del virrey con Balmis. García Arboleya había recibido orden de Iturriagaray para llevar la vacuna a la región de Potosí, iniciativa que quedó suspendida por la llegada de la Expedición. Cuando Balmis tras su mala experiencia en Ciudad de México emprende su gira mexicana, decide, no obstante, contar con Arboleya al que instruye y le encarga que salga en dirección a Oaxaca para llevar la vacuna. En esta ciudad, desde mayo de 1804, ya se estaban efectuando vacunaciones con linfa remitida por el ayuntamiento de Veracruz. Sin embargo, Balmis insistió en que García Arboleya fuera a título de experto, por si los facultativos de aquel lugar carecían de la preparación adecuada. El virrey admitió la propuesta y facilitó dos muchachos del Hospicio para portar la vacuna, un coche para el viaje y todo aquello que necesitara. A finales de septiembre, Arboleya salió de la ciudad de México, llegando a Tehuacán el 8 de octubre de 1804, donde el vecindario le rogó que les hiciera «partícipes del beneficio que llevaba a Oaxaca». Allí vacunó a «ochenta párvulos de las familias principales» e instruyó a los facultativos del lugar. El 11 de octubre vacunó a varias personas en Teutitlán y el día 15 llegaba a Oaxaca, vacunando a un total de 187 personas. También entregó al Teniente Izquierdo el plan conforme a las pautas dadas por Balmis para la fundación de la Junta Central de Vacunación, que quedó instalada cuando Arboleya salió de Oaxaca el 15 de noviembre. Balmis calificó su labor como un éxito, aunque fiel a su fama de puntilloso, añadió que la había desempeñado «con lentitud».

Antonio Gutiérrez Robredo

Balmis en su gira americana llega a la ciudad de Celaya el 17 de noviembre de 1804 con los expedicionarios. Allí comisiona al facultativo Gutiérrez Robredo para que se dirija a Valladolid (Morelia), capital de Michoacán, con varios niños para ser inoculados durante el trayecto. La ciudad acababa de sufrir una grave epidemia de viruelas y muchas personas ya habían sido inoculadas con linfa procedente de la ciudad de México. Aún así, Gutiérrez siguió vacunando para lo que contó con la inestimable colaboración del cabildo eclesiástico. Además consiguió varios niños que los acompañarían a Filipinas. Su siguiente parada fue Guadalajara, a la que llegaría el 7 de diciembre y donde, desde agosto, también habían comenzado las vacunaciones. El recibimiento fue extraordinario, tras el canto del Te Deum, el obispo los instaló en el Colegio Correccional de Clérigos «manteniéndolos a sus expensas por espacio de los 18 días que permanecieron allí». Gutiérrez estableció una Junta de Vacuna que celebró su primera sesión el 22 de diciembre de 1804, quedando establecido que deberían reunirse cada 15 días. Consiguió colectar aquí tres niños más para el viaje a Filipinas. Un documento relata que viajaron «sin haber omitido hacienda ni paraje alguno de su tránsito en que no hubiesen introducido este beneficio». El 5 de enero de 1805, Gutiérrez, siguiendo las instrucciones de Balmis, llegó a San Luis de Potosí, siendo recibido por las autoridades con gran pompa y agasajos. Allí sólo permanecería un par de días, pero inoculó a 391 personas y concertó el establecimiento de otra Junta de Vacunación. Como hemos visto, estos trayectos obedecían a un doble objetivo: establecer Juntas de Vacuna que se responsabilizasen de mantener el fluido vacuno fresco y colectar a los niños sin el control directo y la oposición del virrey. Tras dar por concluidos ambos fines comenzaron los preparativos para emprender el viaje a Filipinas. «Se continuará?».

Tomás Romay Chacón (1764-1849)

Nacido en La Habana, fue el primero de los 18 hijos del matrimonio formado por Lorenzo Romay y María Ángeles Chacón. Se licenció como médico en la Universidad de La Habana. Por su actividad como promotor de la salud y favorecedor de la vacunación, está considerado como el primer higienista e iniciador del movimiento científico en Cuba. Impulsó además la modernización de la medicina clínica en la Universidad de La Habana.