Aunque fue economista y abogado de formación, Eduard Punset dedicó gran parte de su vida a la política, pero fueron su carisma y una curiosidad sin límites los que le convirtieron en uno de los mejores divulgadores del país y el primero que logró que la ciencia entrara en los hogares españoles.

Tránsfuga de la política a la ciencia, convencido de que la segunda puede ayudar más al progreso, una cita suya resume su visión de la vida: «el conocimiento científico es la antítesis del dogmatismo y nada puede contribuir más a impulsar el desarrollo. Para el dogma y los dogmáticos cualquier tiempo pasado fue mejor. Para la ciencia la razón de su existencia es la innovación y la necesidad de explorar».

El barcelonés Eduard Punset, fallecido ayer a los 82 años, fue, como dice el refranero español, «cocinero antes que fraile».

Abandonó España en los años de la dictadura franquista y en la década de los sesenta residió en Londres, donde fue redactor de la BBC y director económico de The Economist. Posteriormente, dedicó varios años de su vida a la economía en instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Hispano Americano, el Ministerio de Industria y Energía o la Consellería de Economía y Finanzas de la Generalitat.

Entre 1978 y 1994 estuvo en primera línea política, primero como diputado autonómico y después como diputado nacional e incluso ministro de Adolfo Suárez. Punset compatibilizó la actividad política con su labor docente en el Instituto químico de la Universidad Ramón Llull de Barcelona y, sobre todo, con una prolífica carrera de escritor de ensayos como España, sociedad cerrada, sociedad abierta (1982) y La España impertinente (1987).

Pero 1994 fue el punto de inflexión: ese año debutó en televisión con el programa científico La cuestión y solo dos años después estrenaba Redes, un programa que dirigió y presentó durante 18 años en la 2 de TVE y que, hoy por hoy, es la referencia de divulgación científica, con mayúsculas.

El origen de la vida, el Homo sapiens, los misterios del cosmos, la materia, y la física, pasando por la biotecnología y la salud, sin olvidarse de los robots y el futuro, Redes se emitió durante 600 programas en los que Punset, partiendo de la entrevista a un invitado especializado, desvelaba los secretos de un tema cada semana.

En 2006, cuando ya era una cara más que conocida en la pequeña pantalla, Punset simultaneó Redes con el concurso El primero de la clase de TVE-1, en el que participaban alumnos de 5º de Primaria y el premio era una beca de estudios de ocho años.

Durante estos fructíferos y televisivos años, Punset escribió la colección Desafíos de nuestro tiempo, en la que se incluyeron los títulos Manual para sobrevivir en el siglo XXI (2000), Cara a cara con la vida (2004); El alma está en el cerebro (2006); y ¿Por qué somos como somos? (2008).

Entre 2005 y 2010, Punset se permitió una licencia y escribió una trilogía más cercana a la filosofía o la autoayuda que de la ciencia, que arrancó con El viaje a la felicidad, y que continuó con El viaje al amor. Las nuevas claves científicas y concluyó con El viaje al poder de la mente en los que profundizó en las bases científicas de la conexión que existe entre el cerebro y el corazón.

Sus siguientes obras irían también a explorar retos del futuro del hombre como especie: Excusas para no pensar, Viaje al optimismo. Las claves del futuro. En 2013 llegaría El sueño de Alicia, su primera novela científica y un año después su último libro: El viaje a la vida, en el que decía que la empatía y la intuición cambiarán el futuro. Y es que si Punset destacó por algo en su vida fue por su confianza en el ser humano y en que la vida siempre va a mejor porque como dijo en una ocasión «no se puede ser pesimista, porque, cuando miras atrás, cualquier tiempo pasado fue peor».

Su peculiar voz le llevó a ser uno de los personajes más imitados del país, estuvo siempre muy cerca de la cultura y no sólo publicó numerosos libros y una novela científica, sino que también fue fuente de inspiración de una «ópera cuántica» titulada Viajes, que se estreno en el festival Grec en 2012.

Fue nombrado asimismo doctor honoris causa por la Universidad de las Islas Baleares en 2011 y formó parte de jurados como el que otorga el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica.

El divulgador científico por antonomasia se atrevió también con la publicidad y puso cara tanto a firmas de pan como a marcas automovilísticas y a consolas de videojuegos.

Se caracterizó por una curiosidad inabarcable y un extremado optimismo, que le llevó a advertir en alguna ocasión: «No está demostrado que yo me vaya a morir».

Pese a su irónico pronóstico, Punset, a quien en 2007 se le diagnosticó un cáncer de pulmón, falleció ayer en Barcelona «tras una larga enfermedad», noticia que divulgó su familia con un vídeo a través de las redes sociales, en el que destaca que toda su vida «dedicó su formidable talento y energía a divulgar y compartir ideas y conocimientos, apoyándose en su insaciable curiosidad y su eterno optimismo».