Pasar de doce trabajadores en 2008 a seis en 2019 da una idea de la trayectoria que ha seguido el Archivo Histórico Provincial de Alicante, que ha tenido que abordar como última medida el cierre de la sala de investigadores. La finalización del contrato de un auxiliar de sala hace poco menos de un mes y también de una becaria el pasado viernes después de dos años obligó a tomar esta medida.

Este «desmantelamiento» de personal comenzó en 2012, cuando se fueron amortizando las plazas de los trabajadores que finalizaban sus contratos o terminaban las becas. A eso se unió que ese mismo año, el laboratorio de restauración que dependía del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración pasó a ser responsabilidad del AHPA, por lo que una plaza de técnico de archivo se tuvo que reconvertir en técnico de restauración.

A partir de ahí la caída ha ido en picado hasta la actualidad, con un técnico de archivos, una restauradora, una habilitada que se encarga del presupuesto y el mantenimiento del edificio, dos auxiliares administrativos que asumen la gestión, tramitación de expedientes y consultas on line, entre otras tareas, y un conserje. Un personal claramente insuficiente para llevar el funcionamiento de un centro de estas características. Sin embargo, no es la primera vez que se ve obligado a cerrar esa sala. El pasado verano ocurrió lo mismo, pero no se ha puesto solución alguna.

La directora en funciones del archivo, María del Olmo, anunció la pasada semana en redes sociales del cierre de la sala de investigadores para informar a los usuarios y la respuesta fue unánime por parte de otros colectivos. Entre ellos, Arxivers Valencians que lamentan la noticia o Archiveros de Castilla y León, que consideran «inaceptable que un archivo tenga que cerrar la sala de investigadores por falta de personal. Es la lamentable situación a la que se ve abocado el Archivo Histórico Provincial de Alicante». Al igual que la Asociación Española de Archiveros de la Función Pública. «Nos preocupa e indigna como asociación profesional que traten de solventar de manera temporal o precaria puestos de trabajo estructurales que deberían estar cubiertos por personal técnico especializado».

Precisamente el presidente de esta última entidad, Antonio González Quintana, lamentaba ayer que «no es una excepción» el caso de Alicante y afirmaba que «no es que tenga poco personal, es que está bajo mínimos». En su opinión, con solo dos técnicos «no es posible atender la demanda de un servicio de investigación con 35 puestos de lectura, teniendo en cuenta además que hay que preparar exposiciones, atender las demandas ciudadanas y las de la propia entidad».

De hecho, el AHPA monta cada año al menos dos exposiciones y organiza una serie de jornadas anuales, además de visitas escolares. Una de esas muestras, Miguel Hernández y su entorno en la cárcel de Alicante. Un intento de silenciar la palabra,Miguel Hernández y su entorno en la cárcel de Alicante. Un intento de silenciar la palabra fue finalista del Premio al Mejor Evento de Difusión Archivística ACAL 2018, que ganó el Museo del Prado.

Para González Quintana, «no tiene sentido que en 2008 se haga un edificio nuevo con una dimensión adecuada a los documentos que guarda y que no se haga una dotación de personal necesaria para su funcionamiento».

Cultura reacciona

La Conselleria de Cultura, que gestiona el AHPA aunque el edificio es propiedad del Estado, aseguró ayer a requerimiento de este diario que a través de la Dirección General de Cultura y Patrimonio, que encabeza Carmen Amoraga, «está trabajando desde 2016 para solventar las deficiencias de personal, siguiendo los cauces habituales de la administración».

En este sentido, fuentes de Cultura manifestaron que ya que en estos tres años no se ha conseguido «mediante el procedimiento que corresponde» cubrir las plazas vacantes, la Dirección General de Patrimonio y Cultura ha trabajado «directa y conjuntamente con Función Pública y Presupuestos para que se acelerasen la gestiones para cubrir la plaza de director del AHPA», ya que María del Olmo estaba en funciones y tomará posesión del cargo el 1 de julio. Una vez que se ocupe ese puesto de forma oficial, quedará libre una vacante de técnico «que será cubierta en el menor tiempo posible».

Eso añadiría solo una persona más, aunque desde València destacan que Amoraga «ha firmado ya la convocatoria para cubrir una beca para técnicos de documentación en archivos y bibliotecas y que será publicada en breve en el DOGV». Y aseguran también que «está en tramitación la contratación de un concurso público para la dotación de personal auxiliar-animador cultural que colabora en las actividades socioculturales programadas por el archivo».

Las mismas fuentes de la Conselleria aseguran que este departamento es «consciente» de la falta de personal que existe «por la limitación de poder crear nuevos puestos de trabajo».