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Juego de series

HBO hace historia

El actor Peter Dinklage como Tyrion Lannister en Juego de Tronos. información

La ficción televisiva vivió la madrugada de ayer uno de esos momentos planetarios. Un mágico evento que ocurre de vez en cuando en el que la vida se detiene, mientras millones de personas se reúnen frente a la pantalla para seguir el final de su serie favorita. En el caso de Juego de Tronos, unos han sido por afición, otros porque están convencidos de que en cuanto entren a Internet a la mañana siguiente alguien les va a chafar algo. Y lo de ayer no era un spoiler más, era el final. Tras ocho temporadas y nueve años en antena, Juego de Tronos se ha despedido de sus fans. Aún de cuerpo presente, muchos se han lanzado a buscar a su heredera, aunque ya llevaban tiempo haciéndolo.

¿Ha estado el final a la altura de las expectativas? Estoy seguro de que quien sea detractor de esta temporada final, a aquellos que se han sumado a la campaña para que la rehagan entera, el capítulo no les habrá gustado. Para despedirse de sus fans, Juego de Tronos ha dejado atrás la épica, optando por un final anticlimático. Siempre ha sido tradición que el momento del shock a los espectadores, llegara en el penúltimo episodio. La muerte de Ned Stark, la Boda Rosa... Después, el capítulo final se dedicaba a ir colocando las piezas para la siguiente temporada. Pero esta vez ya no habrá siguiente temporada. Esto ha sido todo amigos.

Los responsables de la serie, D. B Weiss y David Wenioff, se han reservado el honor de ser los directores de este episodio final. En él, se dedican a ir cerrando todas las tramas que quedaron abiertas en el episodio anterior y, después, darnos la oportunidad de despedirnos de nuestros personajes favoritos. Como lo fue El señor de los Anillos, el gran referente literario que tuvo George R. R. Martin al crear la saga de los dragones, el final decíamos que es anticlimático. Para esos 75 minutos finales, hay dos partes claramente diferenciadas. La primera mitad sirve para que los protagonistas se enfrenten a los acontecimientos del episodio anterior. Ese giro que indignó a muchos fans y que sólo podría solucionarse de una manera. Jon Nieve ( Kit Harington) y Tyrion Lannister ( Peter Dinklage) tienen que enfrentarse al hecho de que entregaron el Trono de Hierro a alguien que era peor que las personas que lo ocupaban antes. Daenerys Targaryen ( Emilia Clarke) ha resultado ser una tirana y no tiene ningún cargo de conciencia con lo ocurrido. No hay una lucha final épica, sino que se trata de un momento tan doloroso como íntimo. La nueva tirana muere en manos de su amado antes de que extienda al resto de los Siete Reinos su particular idea de «salvación». La reacción de Drogo ante la muerte de su madre es otro de los grandes momentos del episodio.

Pasado el mal trago, la segunda parte del episodio se centra en cómo los supervivientes ponen las bases del nuevo mundo que ahora se pretende construir.

Quizá haya quien esperara muchas más bajas en esta temporada final. Es algo que suele pasar cuando una serie se pone en el candelero tras matar a sus protagonistas y vender la idea de que ninguno de sus personajes es intocable. Seguramente entre los decepcionados habrá quienes esperaban a Jon Nieve sentado en el Trono de Hierro, pero en el desenlace se ha optado por reforzar la dimensión trágica del personaje. El rey legítimo desterrado de nuevo en el Muro, sin que el mundo conozca su verdadera historia. Bran acaba coronándose en el Trono de Hierro (o lo que sea que haya ahora) y Sansa Stark es la nueva Reina en el Norte, algo que quizá entraba en las quinielas. La historia de cualquiera de los protagonistas de Juego de Tronos les deja en una situación en la que podría retomarse perfectamente en cualquiera de los spin-offs que HBO está preparando de la serie. Las redes clamaban ayer por una serie sobre los viajes de Arya Stark para conocer los territorios inexplorados del mundo. Puede que no haya sido el final perfecto, pero era el más lógico. HBO ha hecho Historia (así con mayúsculas) con el desenlace de la serie más seguida. Pocas veces la televisión puede permitirse el lujo de tener una serie como ésta.

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