Sisal, Mérida

Procedentes de Cuba y tras un trayecto complicado «por los excesivos calores, pues señalaba el termómetro de 28 a 30 grados, así que algunos estuvieron de mucho peligro, y no podrían restablecerse hasta llegar a país más fresco» los expedicionarios llegaron al puerto de Sisal el 25 de junio de 1804. Fueron recibidos por el Gobernador de Mérida, Benito Pérez Valdelomar, «a fin de auxiliarles de cerca, protegerles y agasajarles para que el pueblo recibiese con buena disposición aquel precioso descubrimiento». En comitiva, viajaron hasta Mérida, a la que llegaron tres días después. Allí fueron alojados en la propia casa del gobernador, «donde se les sirvió el desayuno, la comida y por la tarde refresco». Las vacunaciones se iniciaron en la ciudad al día siguiente. Es destacable la actitud del Gobernador, que facilitó en todo momento la actividad y el tránsito de los expedicionarios por su territorio. Balmis recibió la ayuda necesaria para propagar la vacuna por Centroamérica. Necesitaba niños, un buque y los auxilios necesarios para poner en marcha las vacunaciones.

Sin embargo, una noticia les alteró, especialmente a Balmis, ya hemos indicado que tenía un fuerte carácter. Como en otras etapas anteriores, la vacuna había llegado antes que la expedición a Campeche.

Campeche

Balmis conoció por boca del propio Gobernador que él mismo había encomendado al cirujano de la armada Miguel José Monzón iniciar las vacunaciones en Campeche y Veracruz. Monzón había traído la vacuna unos meses antes desde La Habana y en aquél momento se encontraba vacunando en Campeche. Balmis se irritó y el Gobernador, hombre de temple, le mostró un informe que parecía indicar que la vacuna estaba funcionando bien. Receloso Balmis mandó a su ayudante Antonio Gutiérrez Robredo para comprobarlo. En presencia de miembros del ayuntamiento, cirujanos locales y el propio Monzón, Gutiérrez verificó el buen trabajo realizado. Tras un total de 1.366 vacunados hasta finales de julio, Monzón dejó Campeche, continuando su labor en la ciudad durante muchos años el cirujano Cipriano Blanco.

Llegada de la vacuna a Guatemala

Todavía en Mérida, Balmis comisionó a su sobrino Francisco Pastor para que llevara la vacuna a Guatemala. Éste tomó la ruta por Campeche, donde se encontró con Gutiérrez Robredo y continuó hacia Villahermosa, capital de la provincia de Tabasco, pasó por la Ciudad Real de Chiapas y alcanzó finalmente la capital guatemalteca.

En Villahermosa, adonde llegó el 20 de julio, acompañado por cuatro niños que traía desde Campeche, vacunó a más de doscientas criaturas. Allí instruyó a Pedro Ramos Reina, cirujano aprobado en Cirugía y Botánica, en la práctica y conservación de la vacuna. Pastor hizo volver a los niños a su lugar de origen tras cumplir su misión. Para viajar hasta Chiapas, el gobernador de Tabasco, Miguel de Castro Araoz, a cuenta de la Real Hacienda, le proporcionó otros cuatro niños debidamente equipados (camisas, calzones, chaquetas, sombreros) pagando cincuenta pesos a sus padres en compensación por los servicios que iban a prestar y haciéndoles la formal promesa de devolverlos a sus hogares. Tras un duro viaje por las densas zonas selváticas chiapanecas, Pastor consiguió llegar a la ciudad de Guatemala. Encontró allí que la vacuna ya se hallaba extendida gracias a los esfuerzos de los médicos locales, especialmente de Narciso Esparragosa. Lejos de abatirse, Pastor tuvo una actitud colaborativa que fructificó en la creación de una Junta Central de Vacuna. Ésta se compuso de tres miembros permanentes, el Arzobispo de Guatemala, el Regente de la Audiencia y el Protomédico. Junto a ellos, un secretario y representantes de la Iglesia, el Municipio y el cuerpo de profesionales médicos. La Junta, además de supervisar las vacunaciones y organizar reuniones científicas, promovió la difusión de la vacuna hacia San Salvador, León de Nicaragua y San Juan de Costa Rica. Pastor, tras cumplir sus obligaciones, tomó dirección a México pasando por Oaxaca para reunirse con su tío y el resto de expedicionarios. Éstos habían hecho el viaje hacia la capital novohispana desde Mérida, pasando por Sisal, Veracruz, Jalapa y Perote sin apenas detenerse ni vacunar. En Veracruz sufrieron otro chasco al saber que también allí había llegado la vacuna antes que ellos. Los expedicionarios estaban agotados y enfermos de disentería y el propio Balmis llegó a sospechar que se había contagiado de fiebre amarilla. A las siete de la mañana del 9 de agosto hicieron un alto en el Santuario de Guadalupe y al día siguiente entraron en la ciudad de México. Ignoraban la sorpresa que les esperaba. «Se continuará?»

Narciso Esparragosa y Gallardo (1759-1819)

Médico, cirujano y ginecólogo venezolano, nació en Caracas y falleció en Guatemala. Discípulo de José Felipe Flores, el médico que había redactado el primer proyecto de la expedición, desarrolló su vida profesional en Guatemala. Ejerció como cirujano mayor del Hospital de San Juan de Dios y fue director del Colegio de Cirugía de Guatemala y catedrático de medicina. En 1798 escribió una obra donde contaba su invención de un «asa elástica», una especie de fórceps para extraer de forma sencilla a los recién nacidos. También publicó en 1815 un texto para difundir la vacunación.