Un matrimonio perfecto es el título de su nueva novela. Se intuye que muy perfecto no será...

Sabiendo lo que he escrito en mis anteriores novelas está claro que perfecto no va a ser. Hay un secreto que saldrá a la luz. Hasta donde puedo contar sin hacer spoiler es que mis libros siempre tienen que ver con la sorpresa o el secreto. Aquí cuento el viaje de mudanza de un matrimonio con sus hijos que ha tenido una mala racha en Seattle, al oeste de EE UU, y decide cambiar de aires a Boston, a la otra costa del país. Hacen el viaje en autocaravana, pero ya en la primera noche se interpone algo en el camino, aparece una silueta en la carretera.

Que no es la chica de la curva.

No (ríe). Hay una especie de atropello y a partir de ahí todo se tambalea.

Lo suyo no es novela negra sino domestic noir. ¿Qué es?

Con la etiqueta de novela negra no me siento muy identificado, lo asocio más a investigaciones, a policías. Yo escribo más dramas familiares. Sí utilizo el suspense y el misterio como técnica de enganche al lector porque creo que es entretenido de leer, pero siempre estoy contando un drama en mis libros. Con la novela negra no me siento cómodo, pero el domestic noir está más centrado en el hogar y la familia y eso ya me gusta más porque mis últimas tres novelas están protagonizadas por familias y ese conflicto sí me interesa: los secretos familiares, padres haciendo cosas por sus hijos que no son moralmente correctas, me interesa.

No lo aparenta, que le gusten los dramas...

Ya, me hace gracia porque, después de leer mis novelas, mucha gente me dice que yo no he podido escribir eso. Esta no es tan truculenta pero El brillo de las luciérnagas, por ejemplo, sí tiene temas duros. No sé, llevaré la oscuridad por dentro (ríe).

Algunos te llaman el Stephen King español. ¿Es su mayor referencia?

Es uno de los culpables de que yo escriba, sin duda, pero esa etiqueta se usa para muchos escritores españoles. Stephen King es mucho Stephen King, no solo por el estilo sino por su productividad, no sé cómo puede escribir tantísimo durante tantos años. Pero sí, King está claramente en el germen de mi deseo de escribir porque lo leo desde pequeño.

¿ Escribe de lo mismo que lee?

Sí, también leo otro tipo de cosas, pero siento que, al escribir, lo que me sale de manera natural es el drama, al que no sé por qué me pide el cuerpo meterle misterio y suspense. No descarto usar el drama alguna vez sin el suspense.

¿ Qué busca en sus novelas: misterio, desasosiego?

Busco el misterio y el suspense pero también la emoción, mucho. Muchas críticas dicen que mezclo horror y belleza de forma interesante y es justo lo que que intento hacer: aceptar que el ser humano es capaz de lo mejor y lo peor. Hay una moralidad, común en mis novelas, que no es ni blanca ni negra sino llena de grises, porque suelo presentar a personajes que hacen cosas horribles pero movidos por el amor. Me gusta ese conflicto. Todos juzgamos muy fácilmente a los demás pero hay veces que no es tan fácil decir lo que está bien o mal y ese conflicto me interesa mucho, el de un personaje que por hacer algo bien tiene que hacer algo mal. A veces me interesa entender al villano, que a veces no lo es tanto.

Su primera novela se llevó al cine y las otras están a la espera. ¿Le gusta ver sus historias en pantalla grande?

Sí, la primera, El Aviso, ya se estrenó el año pasado, dirigida por Daniel Calparsoro y protagonizada por Raúl Arévalo; El brillo de las luciérnagas está en producción y La casa entre los cactus está en fase de guion, que he escrito yo mismo. Sí me gusta, permite que tu historia llegue a mucha más gente, a no ser que seas un claro superventas. Me gusta ver mi historia en pantalla grande, es muy fuerte, y permite que haya lectores que te conozcan a partir de una película. Solo veo ganancias en adaptar tu novela al cine.

Es también guionista y lo ha sido en el programa Supervivientes . ¿Le ha servido para escribir sus libros?

He sido guionista después de ser escritor. Nunca lo he pensado, pero es verdad que he estado seis años en Supervivientes y muchas veces el trabajo consiste en observar a un grupo de personas aisladas en una situación, donde todo se basa en las relaciones interpersonales, como en mis novelas, y quizá sí me ha influido más de lo que pensaba observar un reality.

Dijo que no se consideraría escritor hasta que no viera una novela suya venderse en los aeropuertos. ¿Ha pasado?

Sí, pasó con la primera. Era algo que me hacía ilusión, no sé, he consumido ese tipo de literatura. Mis primeras novelas las compré en la sección de libros del Pryca mientras mi madre hacía la compra. Hay algo peyorativo hacia los libros de fácil acceso y yo creo que es ahí por donde se puede empezar a leer. Y verme en un aeropuerto, que es un lugar de paso masivo, me parecía un objetivo. Lo dije con toda mi inocencia.

Sus libros se leen mucho en Estados Unidos.

Sí, están traducidos a varios idiomas y donde mejor han funcionado es en Estados Unidos [150.000 ejemplares vendidos con El brillo de las luciérnagas]. Están traducidos al inglés, alemán, italiano, ruso y turco.

Ha ambientado sus novelas en EE UU o México. ¿No le inspira la provincia de Alicante?

Vivo cerca de Benidorm y me llama mucho la atención el escenario, lo veo muy peculiar y quizá me inspire para contar alguna historia en el futuro, con esos rascacielos en mitad de la costa, ese mini Nueva York.... Me parece un lugar único.