En la nombrada Capital de la Memoria, Alicante, se acaba de presenciar una pieza en la que Lorca es protagonista. Cuando se cumplen casi 83 años después de morir fusilado por el fascismo en los comienzos de la Guerra Civil, se ha representado Federico: función sin título, una producción valenciana de L’Últim Toc Teatre. Al poeta y dramaturgo le acompaña la que fue una de las grandes figuras del teatro, Margarita Xirgu, amiga y una de sus colaboradoras más habituales, que estrenó Yerma, Doña Rosita la soltera o el último drama lorquiano, La casa de Bernarda Alba. La Xirgu se exilió en Montevideo, y aquí, en este mundo onírico, ayuda a que García Lorca nos hable. «Ya que no me distéis una tumba, prestadme un escenario para contarlo todo», afirma a los muchos espectadores que acudieron al Arniches. Y lo hace repasando someramente algunos aspectos, según la dramaturgia de Carles Montoliu y Emili Chaqués, actor de la obra junto a Paula Santana. Ambos muestran capacidad, emotividad, suave humor y conexión con el público. Pero no estaría mal que cierto grado de amaneramiento, aunque no se pase de rosca, quedase nulo en favor de un Federico menos estereotipado en su condición homosexual. Respecto a la actriz, cabe pensar en una evocación más reluciente de aquella gran dama de la escena. Aun así, se cumplen los objetivos del director Joan Miquel Reig, responsable, al lado de Marc Campins, de la poética teatral del espacio escénico. Multitud de zapatos masculinos y femeninos en primera fila simbolizan a los desaparecidos de la guerra. Cinco de sus amantes, Dalí, Emilio Aladrén, Eduardo R. Valdivieso, Rafael Rodríguez Rapún y Juan Ramírez de Lucas, le aportaron inspiración para crear sus textos sobre el amor, la pasión, el desamor, la belleza o la muerte. La Residencia de Estudiantes, donde recaló en 1919, el Romancero gitano y la alienación social en Poeta en Nueva York. Chaqués canta «La tarara» con su guitarra, y sentimos el recuerdo de la incompleta Comedia sin título, drama social con surrealismo, que Alberto Conejero ha completado bajo la denominación de El sueño de la vida. Lorca vive. Y amplio aplauso.