El Centre d'Estudis Contestans (CEC) ha emprendido este año un nuevo proyecto de investigación y catalogación de arte rupestre en la India, un país en el que lleva trabajando desde el año 2005 ya que cuenta con una de las mayores concentraciones de pinturas prehistóricas del mundo.

Esta entidad -creada en Cocentaina en 1971 y dedicada a la conservación y divulgación del patrimonio cultural, sobre todo del arte rupestre prehistórico del que ha localizado doscientos puntos en la provincia - cumplirá 50 años en 2021 y para esa fecha prevé concluir este proyecto, que culminará con una exposición y la publicación de un libro con la investigación realizada.

La campaña emprendida ahora tiene como fin catalogar una selección de los abrigos (cuevas no profundas) más representativos de las montañas Vindhya, en el Estado de Madhya Pradesh, «para tener una visión de conjunto de todo el arte rupestre representado en ese territorio, donde los conjuntos y abrigos rupestres se cuentan por centenares», explica Pere Ferrer, presidente del CEC, que cuenta con medio centenar de socios, historiadores y aficionados, a los que les mueve «la pasión por el arte rupestre».

El equipo formado por Ferrer, José Elías Esteve y Amparo Martí ha estado acompañado en este primer viaje realizado el pasado mes de marzo por sus colegas indios Narayan Vyas, del Archaeological Survey of India, y Rahas K. Mohanty, del departamento de Cultura de Delhi. Durante quince días -y gracias al patrocinio de la empresa Textisol SL de Cocentaina-, se han dedicado a documentar una decena de abrigos previamente seleccionados en seis zonas (Jhiri, Jaora, Urden, Ramchajja, Kharwai y Satkunda).

«Todos ellos son espectaculares por la gran cantidad de paneles que hay llenos de motivos variados con una fuerza narrativa impresionante, en la que se refleja gran parte de la vida social de los antiguos pobladores de las montañas», destaca Ferrer, que indica que también se ha realizado el primer estudio in situ de la industria lítica aparecida en superficie del mesolítico indio.

En estos conjuntos empezaron a plasmarse motivos pictóricos hace unos 8.000 o 9.000 años, a inicios del mesolítico, época a la que pertenecen las escenas más naturalistas de caza, perdurando hasta tiempos medievales y pasando por la época calcolítica (de hace 3.000 o 4.000 años) , en la que son frecuentes las representaciones de zoomorfos con cuerpos rellenos de motivos geométricos -a diferencia de los Mediterráneos, con rellenos lisos- y finalmente pasando a los guerreros a caballo y a pie de época histórica, según explica el responsable del CEC, que califica el repertorio «excepcional» y aclara que también es frecuente encontrar solapadas las representaciones de distintas épocas pero en general gozan de alto grado de conservación.

Hasta 50 especies de animales

Los motivos más frecuentes representados tienen forma de animal: bóvidos, cápridos, ciervos, osos, tigres, elefantes, rinocerontes, monos, conejos, caballos... hasta 50 especies diferentes de animales, «lo que indica la gran variedad de fauna existente en este territorio en tiempos antiguos», señala Ferrer. Pero también hay muchas escenas antropomórficas donde sobresalen los grupos de arqueros y jinetes en escenas de caza, con escudos y lanzas; representaciones de danza y música, muchas figuras tocando tambores y otro tipo de escenas de la vida social, en tareas agrícolas, de lucha , escenas de carácter sexual, juegos, trabajos artesanales, etcétera.

Algunos de los motivos representados son de gran tamaño, como el gran bóvido de Jaora, de más de tres metros de desarrollo, o las figuras orantes de Jhiri, de casi dos metros de altura. La inmensa mayoría de los motivos están pintados en color rojo y blanco, pero existen también en colores verde, negro, naranja, amarillo y marrón.

Además, el CEC ha realizado en paralelo otro estudio etnológico en poblados tribales alrededor de los conjuntos donde viven los bheels, bhilala, korkus y gonds. También el equipo se desplazó a estados vecinos de Chattisgahr y Orisa para documentar las representaciones pictóricas que los habitantes realizan en la actualidad en fachadas e interiores de sus casas, que tienen cierto paralelismo a las de los abrigos.