«Ver cómo subía la escalera, verla bajar y luego cómo proyectaba la voz a los 95 años, mejor que todos los que han hablado, es algo increíble». Así se expresó Nuria Flo, la nieta de Ida Vitale, que ayer no paró de llorar mientras su abuela recogía el Premio Cervantes de manos del rey Felipe VI. Una circunstancia, que Ida Vitale reinterpretó con mucho humor diciendo a los periodistas, tras romperse el protocolo: «Ellas creían que me moría de ésta».

Y es que ayer la ceremonia de entrega del Premio Cervantes a la poeta uruguaya estuvo marcada por un elemento fundamental en su obra, por la humanidad, humildad y el agradecimiento que ha mostrado en todo momento la autora de Luz de esta memoria.

Vestida con un abrigo negro y una bufanda blanca, elegante y con frío, Vitale explicó en su discurso, con voz firme y sin gafas, su entusiasmo por la pareja española (Sancho y Quijote ) «tan tiernamente compatible..., ese Quijote y ese Sancho que hablaban de otra manera que acepté de inmediato, como un lenguaje que integraba a un mundo en el que, sola, me sentía acompañada, capaz de manejarme con él como si fuese el mío propio».

Subida al atril -«cuando iba subiendo las escalera me caía de espíritu», recordó la poeta-, su discurso estuvo lleno de referencia a autores, como Garcilaso, Dante y Homero, y leyó un poema de Baudelaire en perfecto francés.

Tras halagar el discurso del rey y del ministro de Cultura, José Guirao, Vitale dijo que había echado mucho de menos a Machado, «no lo ha mencionado nadie», se lamentó. «Juan Ramón Jiménez me inspiraba respeto, pero Machado era cariño. Era una especie de abuelo para mí», comentó feliz en medio de los besos y abrazos que recibía de familiares (su hija Amparo Rama y sus nietas), amigos, escritores como Carme Riera, Clara Janés, Soledad Puértolas, Sheila Loewe, Chus Visor, o el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero.

Por su parte, Felipe VI ensalzó el valor de la lengua y la cultura española como manifestación de unidad en la diversidad y aseguró que la universalidad de este idioma anula diferencias.

«Todos los hispanoahablantes somos corresponsables de la cultura que en ella se expresa, una cultura que es manifestación de unidad en la universidad», indicó el rey, quien recordó «el afán de universalidad» del castellano, en el que «se expresan 577 millones de personas de diversos países».