Puerto Rico

El 6 de enero de 1804, los expedicionarios abandonaron Tenerife rumbo a Puerto Rico. Estaban muy animados por el buen resultado de la experiencia canaria. Treinta cuatro días después, el 9 de febrero, les recibió en su primer destino caribeño un ayudante del gobernador Ramón de Castro. Fueron acomodados en una casa que les habían preparado exprofeso. Las expectativas de Balmis eran altas, anhelaba convertirse en el introductor de la vacuna en la América hispana. Sin embargo, recibió una noticia que le sentó como un jarro de agua fría: la vacuna ya había sido introducida en la isla.

El gobernador Castro, preocupado por una epidemia de viruela que asolaba el lugar, había hecho traer la vacuna desde la vecina isla danesa de Saint Thomas unos meses antes. El cirujano del Hospital Militar Francisco Oller (1757-1831) ayudado por su colega Tomás Prieto, había conseguido vacunar en noviembre de 1803 a un total de 1557 personas. Entre ellas se encontraban un hijo del propio Oller, el obispo Juan Alejo Arizmendi y dos hijas del gobernador. El 21 de diciembre, Castro emitió un informe al gobierno ensalzando los éxitos de Oller. Al encontrarse este panorama, la reacción de Balmis no fue muy buena. Se le había esfumado la anhelada gloria. Se enfadó y actuó con mucho recelo. Puso en cuestión el método de Oller al que criticó y se enfrentó a las autoridades. Acusó al gobernador Castro de haber tomado la iniciativa para hacer méritos ante el gobierno y llegó a distribuir carteles denunciando a Oller por mala práctica. Este propuso a Balmis hacer una contraprueba y el test demostró que Oller había actuado correctamente. La tensión y frialdad entre ambas partes era palpable. Balmis no estaba cumpliendo los objetivos de la Expedición. Ni extendió la vacuna por la isla, ni adiestró a los cirujanos locales en la técnica de la vacunación. El 12 de marzo, apenas cuatro semanas después de su llegada, los expedicionarios partieron hacia Venezuela.

Puerto Cabello

El viaje por el Caribe transcurrió sin novedad y los vientos favorables les llevaron a Puerto Cabello en solo ocho días. Nada más llegar, vacunaron a 28 niños, hijos de las autoridades locales. Desde allí se dirigieron Caracas. Balmis y Salvany con algunos expedicionarios se desplazaron por tierra, atravesando el valle de Aragua. El cirujano Manuel Grajales viajó por mar en el guardacostas Rambli, llegando al puerto de La Guaira y desde allí a Caracas. La idea era que este introdujera la vacuna a lo largo de la costa mientras Balmis lo hacía por el interior del país.

Caracas

Reagrupados en la capital iniciaron las vacunaciones a primeros de abril. La estancia caraqueña fue un éxito. Recibieron el apoyo entusiasta del capitán general Manuel Guevara y Vasconcelos y también del Ayuntamiento. Se creó una opinión pública muy favorable que facilitó la vacunación. A los tres días de su llegada, Balmis y Salvany habían vacunado a 2064 personas. La capital se convirtió en centro difusor de la vacuna para toda la Capitanía, remitiéndose a los territorios de Coro, Puerto Cabello, Ortiz, Santa María de Iripe, Tocuyo, Maracaibo, Cumaná y la isla Margarita. Balmis instruyó a los cirujanos locales en el arte de la vacunación. Lo más relevante fue la creación de la primera Junta de Vacuna (23 de abril 1804) del continente americano, cuyo reglamento sirvió de modelo para otras poblaciones. La estancia caraqueña fue muy satisfactoria en lo profesional. A finales de abril Balmis informaba que habían vacunado a más de 12.000 personas. Los expedicionarios fueron agasajados y reconocidos como guardianes de la salud pública. Balmis fue nombrado regidor perpetuo honorario de Caracas.

La división de los expedicionarios

Diversas circunstancias, entre ellas la necesidad de llevar con urgencia la vacuna a Santafé de Bogotá, motivaron la decisión de dividir la expedición en dos rutas, una dirigida por Balmis hacia América central y Filipinas, y otra dirigida por Salvany hacia América del Sur. El 8 de mayo de 1804 los expedicionarios abandonaron Caracas, sus destinos se separarían para siempre y nunca volverían a verse. Habían viajado y vacunado juntos durante cinco meses y unos pocos días. «Se continuará...».

El camino de los españoles

El Camino de los Españoles es un sendero que va desde el puerto de La Guaira en la costa hasta Caracas y atraviesa el parque nacional El Ávila. Era la salida al mar de la capital. Servía como ruta para el transporte de personas y bienes. Jalonado de posadas para el descanso de los viajeros, tenía una longitud de 18 kilómetros. Construido en el siglo XVII, estaba reforzado con fortines para repeler posibles ataques de piratas o bandoleros.