Luto en las letras. Ayer sábado fallecía en su domicilio madrileño la poeta Paca Aguirre, quien la pasada semana estuvo recitando y dialogando con el público en la Feria del Libro de Alicante, celebración dedicada precisamente a ella por su significación en la literatura española y por su origen, ya que la autora de «Historia de una anatomía» había nacido en la capital alicantina en 1930.

La muerte de su padre, el pintor Lorenzo Aguirre, en la cárcel madrileña de Porlier cuando la escritora apenas tenía 12 años, marcó indudablemente su obra y su vida. «Nuestra madre nos inculcó que viviéramos sin odio pero con la memoria clara», afirmó en más de una ocasión la poeta.

Autora de 11 libros de poemas que apenas caben en un volumen de 600 páginas (publicado el pasado año bajo el título de Ensayo general), Francisca Aguirre es y ha sido un ejemplo literario y moral para muchos de sus contemporáneos: «Escribo para no andar a gritos y para no volverme loca. La poesía tranquiliza. A mí me ayuda. El mundo es injusto pero el lenguaje es inocente».

El pasado mes de noviembre le fue concedido el Premio Nacional de las Letras Españolas. El jurado -del que formaba parte el escritor alicantino José Luis Ferris- que le dio el galardón describía «su poesía (la más machadiana de su generación) entre la desolación y la clarividencia, la lucidez y el dolor, susurrando palabras situadas entre la conciencia y la memoria».

Los restos mortales de la escritora serán trasladados a la localidad manchega de Tomelloso, de donde era natural su esposo, el también poeta Félix Grande, y en la que fue enterrado en 2014.

Queda para el recuerdo la satisfacción de saber que Paca Aguirre celebró su último acto literario en Alicante, la ciudad que le vio nacer y a la que amaba intensamente. El acto de homenaje que le tributaron los poetas de nuestra provincia en la Feria del Libro la llenó de emoción y la hizo feliz. Pero queda también para el recuerdo el triste hecho de que Paca Aguirre no haya podido ver la calle, la plaza o la glorieta que tantas veces se anunció que llevaría su nombre.

La edil de Cultura del Ayuntamiento de Alicante, María Dolores Padilla, aseguró ayer que es un «día muy triste» y recordó con emoción su última estancia en Alicante, «donde estaba muy feliz». Además, aseguró que el Consistorio tiene preparada una glorieta con su nombre y que si no ha sido posible antes se ha debido a las elecciones.