P Parece que tenía como una cuenta pendiente con Terra baixa . El papel del pastor Manelic fue el primero que interpretó en 1974 y repitió en ese personaje con el Teatre Lliure.

R Bueno, es una obra que yo descubro con 17 años, dentro del teatro amateur que es de donde vengo, y fue la primera vez que, aunque yo hacía teatro desde niño, me identificaba con el personaje. Yo quería ser como él, ese romeo que baja de las montañas enamorado del amor. Y entonces es una obra que ha marcado mi dirección profesional y personal. Gracias a haber hecho esta obra me pidieron participar en otra, luego nació el Teatre Lliure...

P ¿Y por qué volver a ella más de cuarenta años después?

R En un momento de mi vida que estaba eufórico pensé cómo podía traducir esto para hacerlo de nuevo. Pero estoy a punto de cumplir 62 años y no podía interpretar a Manelic, se me había pasado el arroz; me tocaría más bien hacer el Sebastià. Así que como había visto Lucrecia de Nuria Espert y tenía la sensación de haber visto a cuatro o cinco actores sobre el escenario me lancé a hacer lo mismo e interpretar a todos los personajes. Si no lo hubiera visto como espectador no se me habría ocurrido hacerlo con Terra Baixa. No lo he hecho nunca antes. Y ahí empezó toda una aventura con un equipazo para llevar hacia delante este proyecto. Le dedicamos mucho tiempo, cuatro meses de trabajo, solo para pasar la obra a un solo actor sin variar la esencia. Así que el público va a ver la obra no la versión de la obra.

P ¿Qué tiene de especial esta obra de Àngel Guimerà?

R La obra es un canto a la libertad un himno de amor, siempre conla convicción de que esta obra es universal, es como un trozo de Shakespeare. Por eso soy un enamorado de este texto. Y además es un clásico catalán.

P Hablando de clásicos, el próximo 1 de septiembre se incorpora como director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. ¿Cómo asume ese reto y esa responsabilidad?

R Con toda la ilusión. Si algo tengo en mi ADN es el teatro clásico. En el momento en el que me desvinculo de Teatre Lliure, en mi andadura personal produzco, dirijo e interpreto clásicos. Antes de Terra baixa, venía de hacer un Cyrano de Bergerac. A mí los clásicos siempre me han acompañado y lo he hecho desde lo privado. Me fascina buscar la excelencia para el público. Ahora tendré la oportunidad de hacerlo desde la CNTC. Es un proyecto que vamos a llevar hacia adelante.

P La CNTC se ha caracterizado por llevar los clásicos a lo contemporáneo. ¿Seguirá esa línea?

R Es que para mí hay una palabra que me horroriza: modernizar. Cuando alguien dice «vamos a modernizar los clásicos» me horroriza. Las obras están vivas o no lo están; pueden estar escritas hace doscientos años o un año y medio. A mí lo que me da sentido no es si las obras fueron importantes, sino si son importantes ahora. Las obras nos sirven o no nos sirven, son o no son. Quiero incidir en esto porque lo que más me gusta es sentir que los clásicos están vivos y nos sirven de espejo, como dice Shakespeare. Hay una cosa del teatro que me fascina especialmente. Que el espectador vea lo que ocurre en el escenario no como algo que pasaba, sino como algo que pasa. Que lo que pasa en el escenario pase también en el patio de butacas, si no, el teatro se queda corto. Y hay que tener la sensación de que no es inglés o francés o catalán, sentir que es universal, que es nuestro. Haciendo Terra baixa me pasa. Es la labor que he hecho y que quiero hacer con la convicción de que el material clásico español es una maravilla.

P ¿Tiene proyectos en alguna serie o en cine?

R Todo eso se queda aparcado.

P ¿También seguir actuando?

R No, seguiré combinando mis facetas de director y actor. Yo si soy una cosa por encima de todo es intérprete, actor. Tengo claro que mi labor es de servicio público y en lo que yo me comprometo a aportar creo que está también subirme al escenario con mis compañeros actores. Es la manera total de servir a lo público.