Joaquín Camps, premio Azorín de Novela 2019 por La silueta del olvido, obra que presentó ayer en Madrid, reconoce que las series de televisión le han influido en la forma de escribir sus libros y que, de alguna forma, le «han contaminado, en el buen sentido de la palabra». Camps (Gandía, 1973), profesor de Economía de la Universidad de València, ciudad donde reside, y con un fuerte arraigo familiar en la provincia de Alicante, concretamente en La Vall de Gallinera, ganó el Azorín con un thriller psicológico editado por Planeta y protagonizado por la inspectora Claudia Carreras, una mujer coja y poco agraciada, hosca de trato y adicta al alcohol y a los antidepresivos, lo que no merma su profesionalidad.

«Quería que la protagonista fuera una mujer en un mundo policial que tradicionalmente es de hombres, y que su minusvalía fuera una metáfora de la superación personal», explicó el autor.

Un personaje imperfecto al igual que otros de los que aparecen en su novela porque, indica, «la perfección es para estar en los museos; desde el esperpento intento reflejar la realidad».S egún Camps, «algunos personajes tienen rasgos esperpénticos», pese a lo cual intenta reflejar la realidad y las personas «como son». «Hay un momento en el libro que la inspectora Claudia tiene el reto de presentarse vulnerable hacia un personaje y en un principio no lo consigue», a lo que añade que «hay personas que basan sus relaciones personales en la ocultación de sus miedos, lo cual es un suicidio porque eso dura poco tiempo».

El autor defiende esta trepidante historia con potentes y atractivos personajes, protagonizada por dos mujeres cuyas vidas se entrelazan y en la que destaca el humor negro durante casi 500 páginas. La inspectora deberá resolver el secuestro de una adolescente hija de una influyente familia valenciana en esta novela, la segunda que escribe Camps tras La última confidencia del escritor Hugo Mendoza, que también publicó la editorial Planeta.

En ambas combina la trama con la denuncia social y aunque Camps indica que no quiere encasillarse en este sentido, considera que los escritores deben entretener y hacer reflexionar.

El escritor asegura que le encantaría que sus novelas fueran llevadas a la pantalla, ya sea en forma de largometraje o de serie para la televisión, especialmente porque le gustaría «hacer un cameo», confiesa.

El diputado de Cultura y Educación, César Augusto Asencio, presidió ayer en Madrid la presentación de la edición de la obra en el Hotel Intercontinental. Asencio hizo un repaso por el origen del Premio Azorín hasta llegar al año 1994 en que se inició la relación con Planeta, con quien la institución provincial lleva 26 años de colaboración. «Este año la convocatoria del premio ha sido reñida porque a lo largo de estas ediciones el número de obras presentadas ha ido 'in crescendo' hasta alcanzar en 2019 las 215, lo que prueba la pujanza del mismo en cuanto a expectativas para autores de muchos países de América y Europa», según Asencio.

La ganadora de 2018 Nuria Gago destacó que la novela de Camps libro «es un thriller con tantos giros y sorpresas que el lector tendrá que realizar ese viaje para descubrirlos. Me ha apasionado ver que eran personajes imperfectos, con miedos que esconder y que se protegen detrás de varias corazas con fisuras».