«Faltan palabras para describir su figura, sobran motivos para acercarse a ella». Así comienza la sinopsis de Niño de Elche. El golpe que necesitábamos (Ed. Brumaria), un libro «de filosofía y de música» escrito por el historiador manchego Pedro José Mariblanca Corrales, que presenta mañana a las 12 horas en la feria de arte contemporáneo ARCO con la presencia del artista ilicitano.

«Llevaba desde 2013 escuchando a Niño de Elche, que empieza por el flamenco, pero sigue por el rock, el postrock, la electrónica, la performance... He tratado de relacionar en este libro lo que él hace y su pensamiento político con la filosofía», explica Mariblanca. En un momento en el que los músicos «no suelen mojarse mucho políticamente» y la industria no arriesga, el ilicitano emerge como «una figura muy relevante que nada tiene que ver con las tendencias actuales; alguien hecho a sí mismo que no se debe a la industria ni a nadie».

Aunque el autor solo pretende contribuir a profundizar en su obra, ya advierte de que esta es tan profunda que tendrán que pasar «años» para conocerla por completo debido, no a la complejidad de sus trabajos, sino a la «fuerza revolucionaria» que contienen, algo que a su juicio comparte con cualquier artista que decide experimentar en la creación.

A Mariblanca le cuesta definir al Francisco Contreras artista: «Es muy complicado porque es un mágico enigma, no sabes nunca por dónde va a salir y él mismo dice que no sabe lo que quiere, pero siempre está buscando. Tiene voz flamenca pero no es flamenco, tiene toques de rock pero no es roquero. Ahora que en la industria musical está todo tan etiquetado, él se salta todas las etiquetas».

«No es una revolución, porque una persona sola no hace una revolución, pero sí es una subversión bastante interesante», añade el historiador con gusto por la filosofía, que no duda en enmarcar al artista y su música «en la filosofía radical y en el pensamiento crítico». Argumenta que Niño de Elche «es antitaurino, denuncia en sus canciones la contaminación o la situación política, se mete en berenjenales que hacen repensártelo todo. No dice las cosas porque sí, tiene un pensamiento trabajado, lee mucho y se rodea de gente interesante».

Mariblanca relaciona su actitud y su devenir en el flamenco, «las críticas que ha recibido por rebelarse contra el flamenco ortodoxo, que le considera un hereje, algo parecido le sucede a Rosalía» y añade que si el ilicitano fuera «un guapazo joven» y «no tan irreverente», «habría triunfado mucho más, pero como no es así, Niño de Elche duele, y en ese dolor que te crea te lanza muchas preguntas».

Colaboraciones

En el libro el autor se rodea de gente que conoce bien al artista en diferentes facetas, como Ricard Robles, director del Sónar Festival, el músico experimental y productor Raül Refree, la fotógrafa Celia Macías, el guitarrista experimental que le acompaña en sus conciertos Raúl Cantizano, o Pedro Jiménez, de Los Voluble, que aportan su propia visión de Niño de Elche.

Niño de Elche. El golpe que necesitábamos está dividido en cinco capítulos que versan sobre su relación con el flamenco y la música, la experimentación, el ruido y la acción, el situacionismo y la deriva y la búsqueda.