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Alicante vista por los niños

Alumnos de ocho y nueve años del colegio La Aneja dibujan su ciudad soñada en un taller creativo, de imaginación y autocrítica promovido por el colectivo Alacant AfterSun junto al estudio de arquitectura Aranea

Los dibujos se han trabajado con alumnos de ocho y nueve años del colegio La Aneja. información

Alicante es un juego de metáforas en el que hasta los monumentos más emblemáticos como el castillo de Santa Bárbara cobran vida. Con montañas que abrazan el mar, y edificios que plasman una sonrisa.

Así es la ciudad soñada, el Alicante visto por los niños y niñas del colegio La Aneja (de los cursos 3ºA, 3ºB y 4ºA de Primaria, de ocho y nueve años), quienes en un ejercicio de imaginación y autocrítica, de creación y reflexión, han trazado por medio de sus dibujos la identidad de las calles, edificios y naturaleza que les envuelven.

Una idea promovida por el colectivo Alacant AfterSun junto al estudio de arquitectura Aranea, en un plan de la concejalía de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Alicante, que persigue precisamente la recuperación y valoración de nuestro espacio. Y en el que los niños, los más pequeños de la casa, simbolizan sin duda la gran «esperanza» ante esta difícil causa.

«Creemos que los niños de hoy en día no viven la ciudad, y se dedican a tener un sinfín de experiencias en fiestas de Halloween, parques de bolas, Eurodisney, actividades extraescolares... que son muy motivadoras pero les tienen supersaturados. Y ninguna de ellas se hace dentro de las plazas y calles de su ciudad, que solo utilizan para ir de un sitio para otro. No se está construyendo pues una memoria afectiva de la ciudad, por lo que no se crean vínculos para que esta sea una ciudad especial y distinta. Por eso queremos cambiar esos enlaces de afecto para que esta sea una ciudad de intercambio de relaciones, de lugares para ser feliz», señala Marta García Chico, del estudio Aranea, sobre estos talleres que se remontan al 2017, primero con adultos, ahora con niños, que tratan de replantear cuestiones y visualizar escenarios.

«Los niños son la esperanza por construir un Alicante más ilusionante del que estamos ahora mismo viviendo», agrega García, quien indica que estos talleres son el reflejo de la pérdida de una identidad, la imagen de la ciudad de Alicante, principalmente cuando se observa a niños que destacan «elementos comunes de otras ciudades como los centros comerciales, que están en cualquier lado, lo que es una pena que de algún modo hay que revertir».

Los talleres son especialmente complejos por el proceso de elaboración y el trabajo que conlleva. Y el sistema, en resumidas cuentas, consiste en plantear a los niños el dibujo del mapa de la ciudad de Alicante a partir de criaturas, por medio de historias y pequeñas guías en las que intervienen los profesores. Después los dibujos se seleccionan, se perfeccionan y se unen.

«En la primera sesión empezamos a hacer autocrítica, y hablamos de otras ciudades que les gustan para que ellos al final reflexionen sobre su ciudad, que lo mismo se van a un videojuego o piensan en la Torre Eiffel de París o los rascacielos de Tokyo. Así, mediante la diversión y el juego, rastrean en la identidad de su ciudad», añade Marta García, especialmente satisfecha con los talleres. «Los niños y niñas sorprenden mucho, enriquecen mucho. La franja de edad de 8 y 9 años es muy bonita, tienen una faceta de ilusión que se percibe, tienen la capacidad de enternecer y soñar, con los que es posible hablar e imaginar con sus dibujos, sobre todo si tienen cierta destreza», agrega.

De momento, este «mapa» de Alicante se ha trabajado con unos 70 alumnos del colegio La Aneja, de 8 y 9 años, pero el proyecto pretende ampliarse en marzo a otros centros educativos interesados. Al final, el resultado será igualmente organizar una exposición con todos los dibujos realizados, para que puedan ser visitados y conocidos por todo el público interesado.

«Hemos vivido durante años dando la espalda a la ciudad, y le hemos dado la cara a los coches, y nos hemos centrado en cosas externas. Hemos dejado de vivir la ciudad aquí y en todos lados, y eso es una lástima. Es muy importante vincularse al sitio en el que vives para que funcione, y se haga así una sociedad más asequible, con una interacción... no hay niños jugando en las plazas, y luego está la contaminación, los ruidos, y la falta de tiempo también es un problema... no les dejamos tiempo para jugar en libertad y en la calle», concluye Marta García.

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