La escultura geométrica de Miguel Bañuls se expone hasta el 24 de marzo en la galería Shiras de València junto a la pintura volumétrica de Toño Barreiro como dos maneras de entender la abstracción de las formas.

Bañuls propone una selección de diez de sus esculturas «orgánicas», elaboradas con metacrilato, aluminio y acero y reunidas bajo el título de La distancia más corta, donde piezas de líneas rectas se convierten en curvas.

«Aunque parto del plano, voy tensionando las piezas hasta que las curvo; cogen un volumen alucinante y se vuelven más orgánicas. Como pasa entre las personas, creo que cuando las cosas se tensionan empiezan a coger vida, hay algo más pasional», apunta el escultor alicantino sobre la obra que realiza en los últimos años con materiales más ligeros tras romper con otros más sólidos, como el hierro y la madera.

En su lugar, Bañuls trabaja con tiras de planchas de los nuevos materiales, «que tienen mucha flexibilidad, trato de no modificarlos salvo con la tensión que aplico con tensores. Intento que sean formas sencillas, muy limpias, sin barroquismo ni verborrea», relata sobre ese proceso.

Miguel Bañuls considera que la transparencia en el caso del metacrilato «da un valor añadido a la obra porque el espacio se multiplica», al tiempo que dice utilizar el color en sus esculturas «como una cuarta dimensión», ya que ahora se extiende por todas ellas «y me interesa mucho la luz que proyectan».

Defiende el valor estético de las estructuras y los elementos que, a su juicio, «pueden alterar las emociones que las formas por sí solas no pueden ofrecer». Además, el hecho de utilizar materiales menos pesados «que no dependen tanto de la gravedad, y que puedes colgar del techo o de las paredes, da una sensación mayor de ensoñación» a las obras, explica.

El título de la exposición hace referencia a que la línea recta es la distancia más corta «en un plano, pero en tres dimensiones hay más curvas», replica, tras recordar que «los pilotos saben que la distancia más corta en una esfera es en ocasiones es una curva geodésica» y esta es una manera poética de explicar esta teoría.

En esta línea de trabajo se mueve ahora Bañuls, que desconoce en cuál investigará mañana «pero lo bonito del arte es meterte por terrenos que no controlas», aunque destaca que en todas sus obras «hay una línea muy fina entre el diseño y el arte y eso me gusta mucho».

El escultor no deja de lado la joyería, un campo en el que se permite «más desahogo» con materiales como la plata, el oro y las piedras preciosas, «que utilizo para divertirme y disfrutar».