Manuel Antonio Velandia Mora es artista multidisciplinar, escritor, doctor en Enfermería y sexólogo, activista de derechos humanos y exiliado de su país natal, Colombia, desde hace doce años en España, adonde llegó tras sufrir amenazas de muerte por su condición homosexual. Velandia vuelve pronto a Colombia y ha querido despedirse de Alicante como mejor sabe: con una performance y un recital poético.

La performance, titulada All by myself (Completamente solo) se celebra hoy a las 21.30 horas en el local Viva la Pepa, y en ella el artista reflexiona sobre la eterna pregunta de «si es mejor estar solo/a que mal acompañado/a» y si en ocasiones la vida en pareja «se basa en el miedo a la soledad y al aislamiento».

El último acto cultural que protagonizará Manuel Velandia en Alicante será la presentación de su último poemario, No habrá quien colonice el silencio, mañana a las 19.30 horas, en el Instituto Gil-Albert. Allí estará arropado por amigos y otros doce poetas, que recitarán sus versos homoeróticos, del exilio y sobre su madre. Ellos son Mariano Sánchez Soler, Ágora Reix, Beatriz Giovanna Ramírez, Begoña Abellán Rodes, Begoña Rodríguez López, Cristina Granja Cortés, Esther Abellán Rodes, Helena Vilella Bas, Matías González Pinos, Ramón Andreu Calderón y Rosa Cuadrado.

Este libro ha sido prologado por Sánchez Soler, quien considera a Velandia un «artista leal» y un activista «orgulloso» de su condición, así como un ser humano «lúdico que atesora un gran conocimiento del dolor sufrido» y define sus poemas como «disparos certeros que reflejan una profunda soledad en la lucha, que tienen el peso del exilio, que hablan del amor que siente una persona que lo ha dejado atrás todo, su juventud, su madre, sus recuerdos, los hombres a los que ha amado tanto... Lo hace desde la sonrisa, la alegría de vivir, desde su afirmación como gran ser humano».

Manuel Veladia declara estar viviendo días de «muchas emociones» en esta última etapa en Alicante, ciudad que considera suya, antes de volver a sus tareas universitarias en Bogotá. «Esta es mi casa.Voy a echar de menos no ver el mar todos los días y esta luz del cielo. No se dan cuenta ustedes porque siempre lo han tenido», afirma el activista, que confía en volver en unos años a Alicante.