El amor lo es todo, asegura, y la relación materno-filial marca el patrón de futura conducta amorosa. Aman por igual homosexuales y heterosexuales casi siempre buscando la exclusividad de la pareja. La moda del poliamor tiene para Tallis poco recorrido porque más tarde o más temprano aparecen los celos tan magistralmente retratados por William Shakespeare en Otelo.

P Señor Tallis. ¿Hasta qué punto el amor es esencial en nuestras vidas?

R El amor es una parte esencial en nuestras vidas. Puede trastocar nuestra salud mental hasta límites insospechados. Los niños que reciben amor son adultos más estables y resilientes al estrés. Las personas que mantienen relaciones amorosas buenas viven más años.

P¿Por qué no le damos entonces la importancia que se merece?

R Por miedo, sobre todo, al rechazo o a perder eso que creemos que es nuestra libertad. Es típico hacer chistes o tomarse a la ligera los asuntos que nos asustan. Se trata de un mecanismo de defensa psicológica, pero hay que tomarse el amor muy en serio porque una relación íntima problemática puede ser muy demoledora.

P¿Qué nos pasa cuando nos enamoramos?

R La actividad cerebral cambia y se producen también alteraciones químicas que influyen en nuestro cuerpo. De repente nos obsesionamos con el objeto de deseo del que nos hemos enamorado.

P ¿Es el sexo el principal componente del amor?

R El sexo suele ser el punto de donde nace el amor. La gente se siente atraída físicamente por alguien y es una chispa la que puede hacer que prenda el amor o que no. Ese deseo sexual, por supuesto, disminuye con el paso del tiempo.

P¿Cómo diferencia nuestro cerebro el amor de una madre del amor a tu pareja?

R Evidentemente en las relaciones materno-filiales no suele haber ese componente sexual pero las primeras experiencias de amor que tenemos con nuestras madres establecen los patrones amorosos que tendremos en el futuro.

P ¿En qué consiste el síndrome de Clerambault?

R Es una ilusión que suele afectar sobre todo a mujeres que se enamoran perdidamente de hombres de una posición social, económica o intelectual más elevada y adquieren la certeza de que ellos sienten lo mismo por ellas. A partir de ese momento comienzan a acosar a esos hombres e incluso interpretan sus evasivas como miedo a confrontar la magnitud de sus sentimientos.

P ¿Es una enfermedad curable?

R Las enfermedades vinculadas al amor son muy difíciles y casi imposibles de tratar. Eso sí, con una terapia adecuada se pueden modificar ciertas conductas obsesivas.

P ¿Reaccionan de forma parecida los hombres y las mujeres al perder a su pareja de toda la vida?

R Sí. Algunas personas que pierden a su pareja sufren una especie de alucinaciones posduelo consistentes en ver el fantasma del fallecido.

P ¡Qué inquietante!

R Ellos ni se asustan porque prefieren mantener esa relación imaginaria con la pareja fallecida antes que aceptar la muerte.

P ¿Exagera Shakespeare en Otelo la ceguera que pueden llegar a provocar los celos?

R No. Los celos son inherentes a la experiencia del amor. El 10% de los crímenes cometidos por hombres tienen su origen en los celos.

P ¿Por qué las prostitutas son tan apetecibles para algunos hombres con esposas y amantes más inteligentes y bellas?

R La infidelidad está relacionada con el aburrimiento. Los niveles de testosterona bajan en el hombre cuando mantiene relaciones largas. Acudiendo a prostitutas, esos niveles suben y aparece la emoción. No es que se enamoren de las prostitutas sino que juegan a cortejarlas para dejarlas en el momento que ellas comienzan a sentir algo por ellos.

P ¿Se dan casos parecidos en las mujeres?

R Sí, pero en menor medida porque las mujeres tienen menos testosterona.

P ¿Cómo influye en el amor el temor a la muerte?

R El amor da muchas veces un sentido a la vida, se idealiza a una pareja en busca de protección. El amor que sienten les hacen inmortales pero la raíz del problema de estas personas es en realidad el miedo a la muerte, la tanatofobia. Amor y muerte han ido siempre de la mano en la literatura.

P Hay personas que se enamoran perdidamente de sí mismas.

R Sí. Se trata de una peligrosa enfermedad llamada narcisismo con claros desórdenes obsesivos. De todas formas, todo inicio sexual tiene algo de narcisista pues suele comenzar con una masturbación y muchas veces frente al espejo.

P También hay quienes renuncian voluntariamente al amor.

R Se puede vivir sin amor y renunciado al sexo pero creo que son muy pocas las personas capaces de ellos. La mayoría requiere amor para vivir una vida plena.

P Y ahora se pone de moda el poliamor para amar a varias personas a la vez.

R Ha habido a lo largo de la historia muchas sociedades que han promulgado el amor libre pero esos experimentos no han durado mucho porque más tarde o más temprano aparecen los celos y se vuelve otra vez a tender a la monogamia. El poliamor tiene poco recorrido porque todos queremos exclusividad en nuestras relaciones.

P ¿Aman igual los homosexuales que los heterosexuales?

R No hay diferencia alguna. Homosexuales y heterosexuales aman de la misma forma.

P¿Sigue siendo la homosexualidad un motivo de disgusto incluso en las familias de los países más avanzados?

R Sí. A pesar de lo que pensemos seguimos viviendo con muchos prejuicios y eso que no hay razón que justifique el rechazo a un homosexual. Los padres deben de ansiar la felicidad de los hijos y no pensar en su opción sexual.

P La sociedad también es culpable, supongo.

R No deberíamos ver la homosexualidad con sorpresa y mucho menos tratar a los homosexuales como enfermos. Hay que tratarlos como a los heterosexuales.

P ¿Siguen siendo entonces considerados enfermos por una parte ciertamente cada vez más pequeña de la sociedad?

R Los médicos lo hicieron durante cientos de años y ahora ya está más que claro que no lo son pero parte de la sociedad sigue viéndolos como personas con algún tipo de trastorno.