Con ingredientes honestos, de calidad, el eldense Juan Vidal presentó ayer en la Fashion Week de Madrid una de sus mejores colecciones, un trabajo maduro, con poderío, en el que mezcló desde el movimiento folk hasta un estilo «pijo», pasando por la alta costura española de los 60 y 70.

El resultado fue prendas preciosas, de aire vintange, que respetan la silueta femenina con una grafía pop a la par que exótica, coloreadas en luminosos rojos, rosas, azules y verdes.

En este sentido, una serie de conjuntos de cuero negro cedieron el paso a abrigos y «shorts» de cuadros escoceses para terminar con soberbios quimonos y vestidos bordados al estilo de los mantones tradicionales españoles, algunos de ellos con originales delantales bordados con canutillos de cristal negro.

La jornada de ayer de Juan Vidal estuvo por tanto envuelta por lo experimental, que también por la creatividad desbordante por la combinación de elementos, épocas y culturas.

Otro de los grandes protagonistas de ayer, tras ser expulsado hace 15 años de la pasarela madrileña por un desfile inspirado en el sadomasoquismo, fue Roberto Diz, diseñador de la «jet» andaluza, que regresó con un desfile a lo Thierry Mugler en el que se vio un abanico de vestidos del pasado versionados para el hoy.

Por otro lado, Brain&Beast, bajo el timón de Ángel Vilda, fue otra de las nuevas incorporaciones a la pasarela, una firma divertida que derrochó locura, frescura y creatividad. O al menos eso mismo se lo plantean todas sus prendas, juegos y adivinanzas, con piezas con patrones muy sesudos y estructurados.

Finalmente, Daniel Rabaneda demostró que camina con paso firme como director creativo de Angel Schlesser, con una colección en que buceó en patrones antiguos de la firma. Tejidos de calidad que se palpan en la lana de abrigos y trajes o en el algodón y la seda de la camisería con rescatados patrones.