Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mil y una

El innombrable se lo pierde

La diseñadora y exmujer de Pedro J. Ramírez preside un evento solidario del Isce a beneficio de Alinur. La misma semana, Ágatha Ruiz de la Prada conquista la pasarela Mercedes Fashion Week con «mi mejor colección, homenaje a mi hija»

Ágatha Ruiz de la Prada

Desde un rincón observo la estampa y escucho. No llevo gafas de pasta aunque sí voy de negro. Así que me siento casi como la vieja del visillo, me gusta. Una señora con una blusa tan fucsia, capaz de parar el tráfico, le dice a otra con vestido verde y pendientes amarillos: «¡Está mejor que nunca! Mírala ¡Qué delgada y guapa está! ¿Cuántos años tendrá?»... Miro y remiro, hay mucha expectación y mucho color. Sabían que Ágatha Ruiz de la Prada, la reina Pantone, no tiene piedad con los tonos oscuros. Por ello, la mayoría van agathizadas para la ocasión.

«Entonces, ¿no hay ningún hombre, verdad?», pregunta y otea el salón la madrileña. Acaba de llegar de Argentina, su vida es un no parar, tanto que dice que a veces no sabe ni dónde está. Todas quieren saludarla, conversar con ella y hacerse un selfie, el culpable de la muerte de los autógrafos. A Ágatha no le gustan. Supervisa todas las fotos. Ella también observa. «¡Qué grupo más diverso!», me comenta sin perder ripio de su alrededor. «Estos encuentros siempre lo son», le digo.

Empresarias, representantes de asociaciones benéficas, culturales, políticas… El Instituto Superior de Ciencias y Educación que preside Begoña Méndez, con sede en el colegio El Valle, y a través del Aula de la Mujer que dirige Lola Peña, volvió a reunir en su almuerzo solidario a casi 200 mujeres de Alicante y provincia. Muchas se quedaron con ganas y en la lista de espera. Estos encuentros, exclusivamente femeninos, tienen siempre un fin solidario. En esta ocasión, la recaudación irá destinada íntegramente a la Fundación Alinur, presidida por Leonor Martínez. «Todo lo que se pueda ayudar es poco», dice la diseñadora.

Ágatha no suelta el móvil, está pendiente de su Instagram que controla personalmente, quiere más seguidores. Acaba de pasar su mejor año, «ha sido espectacular, estoy en mi mejor momento. ¡Mira mi última portada! Es así todo el rato. Antes, no. Muchas mujeres se han solidarizado conmigo. Estaba como acojonada con el personaje, escoltas, guardaespaldas… Ya sabes… Él tenía muchos enemigos pero algunos de ellos pasan a ayudarte…No todos pero muchos. No me sacaban, ahora sí. Fueron 30 años extraordinarios, después vino lo malo…». No tiene pelos en la lengua cuando habla de la relación con su exmarido Pedro J. Ramírez. Para ella, el innombrable. «Yo hubiera aguantado con él pero no hubiera estado lo bien que estoy ahora», confiesa.

Tras el almuerzo solidario, la diseñadora habló de moda, de la importancia de la unidad entre las mujeres, de retos… Confiesa que se siente feliz. Junto a ella, al frente de la firma, están sus hijos Cósima y Tristán. «Es una suerte trabajar con ellos, es una empresa familiar. En la moda, hay pocas así. Es un sueño para una madre», comenta. De hecho, su última colección que presentó el pasado viernes en MBFW es un homenaje a su hija Cósima. «Me di cuenta cuando la terminé, la vi completada y era ella absolutamente».

Su tren salía a las seis de la tarde dirección Madrid. Por la noche, una cena. Al día siguiente, mil historias. Ágatha con su vestido de Ágatha, su bolso de Ágatha y su maleta de Ágatha se marchó. Ella impacta y no son los colores, ni su alegre estilismo, es actitud. «¿Qué te ha pasado?», me pregunta mirándome el brazo y la mano tonta. «Me fracturé el radio», le digo. «Yo también. Placa y tornillos, el 17 de noviembre de 2017, no lo olvidaré. Tú tampoco, ¿verdad?», me pregunta sabiendo la respuesta. Me dice que se apuntó a sevillanas durante la durísima rehabilitación. El brillo que genera molesta hasta a los que viven en la oscuridad. Ella es más que colores.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats