Mientras sus hijas se divertían inventando historias para Barbie y Kent, él ideaba otros mundos fotografiando esos muñecos para que expresaran sus propias reflexiones. Era el año 2000 y a partir de entonces Cayetano Ferrández (Dolores, 1963) ha convertido el desarrollo de figuras partiendo de muñecos en su vehículo de expresión, a través de la fotografía, la escultura y el vídeo.

Fruto de esta evolución, el fotógrafo inaugura el próximo jueves una exposición en el Museo de la Universidad de Alicante, bajo el título Dis-continua. Una muestra en la que el artista trabaja con la idea de la vida «no lineal», de salirse de la norma, de colocarse fuera de límites, de aproximarse a lo marginal, a la locura. «Lo que hago es recrear mi propia realidad, mis pensamientos, por eso trabajo en el estudio, nunca he sido un fotógrafo de salir a la calle, genero mi propio discurso en torno a algo, cuento cosas que me preocupan».

Y lo hace a través de una treintena de fotografías, siete esculturas y cinco vídeos. «Todo parte de las fotos de los muñecos, de ellas saco las esculturas a tamaño real y de ahí salen los vídeos, en este caso, gifs», asegura el artista, que ha expuesto en Barcelona, València y Bruselas, entre otras ciudades.

Fue en 2012, con su proyecto Hombre gris, que se expuso en el Centro del Carmen de València, cuando empezó a enriquecer sus imágenes con otras disciplinas, como la escultura y el vídeo. «Para mí lo fundamental es la fotografía, que es donde me siento cómodo, y trasladar esas imágenes a la escultura y el vídeo hace coger a ese trabajo otra dimensión, porque hace que el espectador se sienta dentro de esa escenografía».

Las esculturas, que pinta de gris «para desligarme del muñeco en sí y verlo como una figura», están realizadas en poliespán, talladas manualmente, «lo que permite que cada una sea distinta, sin pretender que sea nada noble». La pieza más grande tiene dos metros de altura y las fotos están entre 1x1,50 metros, en el caso de la de mayor tamaño, y los 50x70, en la de menores dimensiones».

Dis-continua, que permanecerá abierta en el MUA hasta el 3 de marzo, incide en la evolución humana «que no es lineal, vamos de un lado a otro; la economía también; socialmente retrocedemos y avanzamos... la idea tiene que ver incluso con el cerebro, con el hecho de que la locura es una forma creativa de desarrollo», destaca Ferrández. Al fin y al cabo, afirma, «si no tienes una cierta locura en lo que haces no te puedes salir de la norma y no puedes descubrir algo nuevo que otros no han conseguido hacer».