La última obra del enigmático artista callejero Banksy, un grafiti de un niño en la pared de un garaje de Gales (Reino Unido), ha sido comprada por más de 100.000 libras (113.480 euros), aunque no se ha concretado la cifra que podría ser muy superior.

El propietario de las galerías Brandler en la localidad inglesa de Essex, John Brandler, es quien adquirió la pieza, si bien aceptó que se mantenga en su ubicación actual, un garaje del distrito suburbano de Taibach, en la ciudad galesa de Port Talbot, por un tiempo mínimo de dos años.

El grafiti ocupa dos paredes, en una de ellas se muestra a un niño jugando con lo que parece ser nieve y, en la otra, se descubre que los copos con los que se divierte son realmente cenizas y humo procedentes del incendio de un contenedor.

En julio, el polvo procedente de las fábricas de acero de la ciudad británica cubrió casas, automóviles y mascotas, un hecho que podría haber sido la inspiración para el artista británico.

El propietario de la cochera, el vecino de la localidad Ian Lewis, afirmó que la aparición de la obra el pasado 18 de diciembre en sus dependencias fue como "una Navidad adelantada".

Sin embargo, poco después lamentó el estrés que le estaba provocando el tener que custodiar la representación y la presión mediática a la que se veía sometido.

El nuevo propietario de la reivindicativa pintura, que ya posee varias obras de Banksy, sugirió hoy que podría prestar unas "cinco o seis" piezas del creador para su exposición pública en Gales y "ayudar" así al "turismo".

"Este no es el Banksy más valioso que tengo pero definitivamente es del que más orgulloso me siento. Es tan brillante. Tiene un mensaje instantáneo e impactante", enfatizó el comprador.

Banksy se situó en el ojo mediático mundial el pasado mes de octubre, después de hacer que una de sus obras se autodestruyera parcialmente tras ser subastada por 1,04 millones de libras (1,18 millones de euros) en la casa de subastas londinense Sotheby's.