Un perro andaluz, de Luis Buñuel, en cuyo guion colaboró el artista Salvador Dalí, es el mejor ejemplo de la confluencia del surrealismo en el arte y el cine. Pero, como señalan los editores del libro Arte y Cine. Movimientos artísticos y cinematográficos tras 1945, encontrársela siempre como único ejemplo de este idilio puede resultar agotador.

Con el fin de ahondar en la transversalidad de estas dos disciplinas más allá de Buñuel y de la segunda mitad del siglo XX se presenta ahora este manual, editado por el cineasta, productor, escritor y director del Festival de Cine de Sax, Miguel Herrero, y el ilustrador, investigador y profesor en Comunicación Visual y Bellas Artes Mario-Paul Martínez , que han reunido una docena de artículos de especialistas en ambos campos -desde el cineasta Fran Mateu o la crítica de arte Johanna Caplliure hasta el decano de Bellas Artes de la UMH, José Vicente Martín o el artista Damià Jordà, entre otros- para comprender las relaciones e influencias existentes entre el arte y la cinematografía del siglo XX.

«La idea es que en España todo lo publicado era sobre pintura y cine y no pasaba de 1945, todo acababa en Buñuel y en la navaja y el ojo, y nosotros queríamos pasar de las vanguardias artísticas y del trasvase de la hegemonía cultural de París a Nueva York». Todo ello dio lugar a conexiones del cine con corrientes artísticas como el pop art (Warhol, Morrisey, Lester), el op art (Vasarely, Riley), el expresionismo abstracto (Pollock), el computer art o la postfotografía, cuyos ecos resuenan en el cine de Stanley Kubrick, Tim Burton, o Larry Clark, entre otros.

La presencia del arte óptico en títulos de Kubrick como 2001: una odisea en el espacio, o de Alejandro Jodorowsky (El topo, La montaña sagrada), influido por la psicodelia y la new age, puede ser más evidente, pero en el libro se incluyen innumerables referencias que llegan a Matrix, Lost in translation o incluso Rompe Ralph, mientras el peso del arte pop en el cine, por otro lado, se refleja en películas como La naranja mecánica, -«es imposible disociarlo, llega a molestar», apuntan- o en las filmografías de Quentin Tarantino o Pedro Almodóvar.

«Hay todo un recorrido desde 1945 hasta la actualidad que entra en lo digital con múltiples influencias y disparidad de corrientes», indican los editores, que aclaran que no solo los directores se inspiran en corrientes artísticas o sino que la transferencia se da en ambos sentidos.

En el capítulo dedicado al pop art, Miguel Herrero apunta que el propio Warhol, indiscutible rey de esta corriente artística, «fue un visionario adelantándose a los realities cuando dejó de pintar retratos y empezó a hacer cortos grabando a gente posando». Al igual que el artista Douglas Gordon, de quien Martínez recuerda que «tomó la película Psicosis de Hitchcock y la ralentizó a 24 horas, a 2 fotogramas por hora en lugar de los 24. La colgó en la pantalla de un museo y la pulsión era muy diferente».

Otros casos de fusión cine/arte se dan en el matte painting, técnica que recrea paisajes digitalmente que antes se hacía de forma artesanal, o en profesionales como Douglas Trumbull, artista que trasladó su arte a efectos especiales de películas de Kubrick o de Ridley Scott; el director Steve McQueen, que del videoarte saltó al cine, o el propio Saul Bass, diseñador gráfico creador de los títulos de crédito de películas de Hitchcock como Vértigo, Con la muerte en los talones o Psicosis y pionero del computer art y el motion-graphics, que también intervenía en el montaje de películas.

El libro es el número diez que publica Cinestesia, la editorial de Miguel Herrero Herrero.

Calendario de presentaciones

Alicante: Sábado, 19 de enero, a las 12 horas, en la librería Pynchon&Co. Intervienen los editores y los autores Vicente Javier Pérez y Francisco Julián Martínez.

Alcoy: Sábado, 2 de febrero, a las 13 horas, en la librería Detroit Llibres. Intervienen los editores y el autor Damià Jordà.

Valéncia; Jueves, 7 de febrero, a las 18 horas, en el IVAM. Intervienen los editores y los autores Johanna Caplliure y José Vicente Martín.