La Filmoteca de Alicante -que gestiona la Generalitat Valenciana con proyecciones en el Teatre Arniches a través del Institut Valencià de Cultura- registró el pasado año 2.477 espectadores, la mitad de los contabilizados en Castellón (4.958) y una minucia frente a los 60.366 de València en 2018.

En una nota enviada ayer, la Generalitat destacaba que la Filmoteca «se consolida en Alicante» al constatar un aumento del 7% en la cifra de espectadores respecto a 2017. Sin embargo, la Generalitat olvida que la Filmoteca en Alicante llegó a contar con una media de 14.000 espectadores anuales cinco años atrás, en 2012, el último año en el que la programación se realizó en los cines Aana de Alicante. Un año después -en abril de 2013- se inauguró la Filmoteca en el Teatre Arniches, pero con la reducción del número de películas (de dos a una a la semana) y sesiones (de tres a dos: se eliminó la última sesión), que se mantienen hasta hoy.

En la comparativa con las otras capitales de la Comunitat Valenciana, también Alicante se sitúa en clara desventaja frente a Castellón y a València, con menos títulos, días de proyecciones, sedes y sesiones.

La Filmoteca de Alicante solo ofrece proyecciones de películas (de sus tres ciclos: clásicos, mejores películas del año anterior y películas no estrenadas en la ciudad) en el Teatre Arniches, un día a la semana (los jueves) y en dos sesiones (a las 18 y a las 20 horas), mientras que la de Castellón lo hace en dos sedes (el Teatro del Raval y la Universitat Jaume I) y tres días a la semana (miércoles, sábado y domingo) con una o dos sesiones. A su vez, en València las proyecciones se extienden a 6 días a la semana (de martes a domingo, con hasta tres sesiones) en el Teatro Rialto, mientras que en verano hay cine cada noche en los jardines del Palau de la Música. Solo la Filmoteca d'Estiu atrae a 14.000 personas cada verano.

La reducción de días de proyección en Alicante lleva aparejada la merma en los contenidos, ya que, por ejemplo, en las próximas cuatro semanas la de Alicante mostrará solo 4 películas diferentes, frente a los 8 títulos de Castellón y los 25 de València, distribuidos también en distintos ciclos.

No es de extrañar, pues, que Alicante esté a la cola en número de espectadores de la Filmoteca, máxime cuando en otras épocas ha llegado a tener tres días de proyecciones a la semana.

Si bien el saldo de 2018 en Alicante es positivo al crecer un 7% el público respecto a 2017, según la información del Institut Valencià de Cultura, el aumento en Castellón ha sido del 34% y del 10% en la Filmoteca d'Estiu de València.

El conseller de Cultura, Vicent Marzà, ha manifestado que «a los ciclos de gran calidad que programamos en La Filmoteca de València, hemos sumado programaciones estables y bien definidas también en Alicante y Castellón porque era necesario que La Filmoteca valenciana tuviera presencia a lo largo del territorio y vertebrara una programación cinematográfica coherente de norte a sur».

Una frase que se corresponde con la realidad de Castellón y València, pero no con la de Alicante, donde la Generalitat deberá preguntarse por qué, treinta años después de que se implantara la Filmoteca en Alicante, la cifra de espectadores es hoy tan reducida si tenía un público fiel que superaba los 10.000 espectadores cinco años atrás.

Entre los argumentos que lo expliquen quizá tenga algo de peso el parón de un año que registró la programación -de mayo de 2012 a abril de 2013 no hubo proyecciones- y probablemente se perdieran espectadores por el camino, pero obviamente la limitación de sesiones y de días en esta nueva etapa habrá sido determinante en el descenso.

Aunque en alguna ocasión los responsables del IVC han manifestado su intención de ampliar los días o pases en Alicante, esta idea nunca se ha llegado a materializar. Como tampoco se ha planteado nunca realizar una filmoteca de verano en una ciudad que, por otra parte, se llena de visitantes en esa época. En València es una marca comercial la que financia gran parte de esta actividad veraniega, mientras que en la ciudad de Alicante el único cine de verano disponible es el de Las Cigarreras, que proyecta una o dos películas a la semana.

La Filmoteca comenzó en 1984 en el cine Carlos III, y pasó al Arcadia (ambos desaparecidos), de ahí a los Aana, luego al Navas y de nuevo a los Aana, cuyo exhibidor decidió en 2012 suspender la colaboración con la Generalitat.