P Mañana va a volver a comprobar la reacción de los lectores en su segunda participación en las Veladas Literarias, con menú y vino exclusivos.
R Sí, ya estuve con La legión perdida y son detalles muy interesantes. Es muy curioso y me parece una forma muy original de presentar un libro porque se combinan varios placeres o entretenimientos: comer bien, degustar un buen vino con mesura y además hablar de literatura en un contexto más relajado, que permite quizá a la gente que viene a la cena conocer al escritor de forma distinta.
P Hablando de conocer, muchos hemos conocido el personaje de Julia Domna por usted.
R En la novela histórica que yo hago hay tres cosas que son claves. La primera es la selección del personaje. Pasaba un poco con Trajano y Escipión, pero ya con Julia el desconocimiento es total. La segunda sería el cómo lo voy a contar. Eso es muy importante en la literatura histórica. Cómo cuentas una obra de 65 personajes con guerras civiles, cinco emperadores, levantamientos, traiciones. Me asustaba que el lector se perdiera en esa maraña. Ahí se me ocurrió la idea de que el texto estuviera organizado en torno a los enemigos de Julia. La tercera es el entretenimiento, porque si bien yo no rechazo la capacidad didáctica de la novela histórica, y de hecho exploto ese tema, quiero llegar a que la gente aprenda cosas pasándoselo muy bien.
P ¿Julia fue una pionera?
R Su historia merece ser recordada y más en este contexto en el que hablamos tanto de igualdad, algo que yo comparto totalmente. Esta igualdad se construye hacia el presente y el futuro, pero está bien saber que no lo hacemos sobre un vacío histórico sino que hubo muchas mujeres que abrieron camino en la historia a las que se ha ocultado. Ahora se trata de escribir la historia completa, de hombres importantes y de mujeres importantes.
P Una emperatriz que busca el poder y la influencia en un mundo más de hombres aún que el de hoy. ¿Hay alguna reina que ahora vaya a contracorriente?
R Yo pensaría más bien en personajes bastante diferentes a la realeza. Pensaría que puede haber una Julia, aunque nos falta perspectiva aún para identificarla, en Alexandria Ocasio-Cortez, la congresista más joven en la historia de EE UU, de origen hispano, a la que además han querido denigrar con un vídeo en el que baila, ya ves. Me parece increíble. Nos falta perspectiva pero me recuerda a Julia por el tema de la juventud. A lo mejor en 15 años esta mujer está luchando por la presidencia, vete a saber. Le vendría muy bien a Estados Unidos y a todos. Si ese país estuviera dirigido por una persona normal ya nos podríamos conformar.
P En realidad, Yo, Julia es una historia de una persona inteligente, sea hombre o mujer.
R Sí, de hecho uno de los sobrenombres por los que se le ha conocido es la emperatriz filósofa porque tenía la inteligencia de rodearse de gente inteligente. Es muy interesante el mensaje para los políticos de hoy en día. A ella no le importaba rodearse de consejeros más inteligentes que ella, porque no veía una amenaza, pero el mediocre tiene miedo de que el inteligente le haga sombra. Hoy la gente que nos gobierna no suele despuntar por su brillantez mental y acude a personas que solo les proporcionan halagos. Así nos va a todos.
P A lo mejor no hemos avanzado tanto.
R No, porque hay una cuestión compleja como especie que es que si bien tenemos la capacidad de generar tecnología en nuestro entorno, no evolucionamos de igual forma en nuestra forma de pensar. Amamos, odiamos, somos desleales, traicionamos de la misma forma que hace 2.000 años. Hacemos la Declaración de los Derechos Humanos, pero nos la saltamos por el forro en muchos sentidos. Eso genera que el lector del siglo XXI lea cosas del siglo II y se sienta identificado. Es verdad, que hay muchas cosas que están mejor. En el mundo occidental la situación de la mujer no es la misma que hace unos siglos aunque hay que seguir trabajando.
P Dígaselo a Vox.
R Siempre en la historia hay situaciones de involución, pero hay que estar atentos y seguir tirando en la dirección correcta. El siglo XXI es en esencia una repetición acelerada del siglo XX y tenemos que estar muy atentos para no repetirlo todo. El siglo XX empieza con una bonanza que culmina en los locos años 20 y luego el crack del 29 del que se sale con nacionalismos exacerbados y una guerra mundial. Coges este siglo y ha comenzado con la burbuja financiera que estalla en 2007 en EE UU, nos metemos en un larguísima crisis y al final nos encontramos con nacionalismos, a mi entender algo exagerados, y movimientos ultraconservadores por todo el mundo y era normal que también apareciesen en España. La cuestión es hasta dónde queremos llegar en la repetición del siglo XX. Yo creo que la guerra mundial deberíamos saltárnosla.
P ¿Julia sería capaz de solucionar la situación en Cataluña?
R Aquí si que me voy a detener. Sobre las políticas que aplica el presidente de la Generalitat de Cataluña o el presidente de España opinaré cuando ellos se lean mi libro y opinen sobre su pulso narrativo. No voy a entrar en eso.
P ¿Y la ruptura de la UE, con el Brexit?
R Si la UE con todos sus conflictos es posible, es porque ya existió como unidad administrativa que fue el Imperio Romano. Y sobre esa base cultural e histórica se construye la UE. De Roma se puede aprender que fue muy poderosa y potente, y funcionó muy bien mientras estuvo unida. Duró 1.000 años y a nosotros la UE se nos desgaja en 50 o 60 años. Habrá que ver por qué.
P Después de ganar el Planeta, ¿a qué aspira Santiago Posteguillo?
R Los premios son muy estimulantes y muy gratificantes, pero yo creo que no debe ser el objetivo en sí mismo de un escritor. El objetivo debe ser escribir otra novela entretenida, con máxima calidad literaria y que pueda llegar a mucha gente.
P ¿Y está en ello?
R Ya estoy liado con otra. Cuando entrego una novela, incluso si es como este caso que lo envié a un premio, ya empiezo a trabajar en otro proyecto porque tardo dos o tres años.
P ¿También sobre la antigua Roma?
R Sí, amenazo con ello.
