Hay que ponerse en la piel de un niño de 5 o 6 años y entender qué sensaciones provoca acceder a un edificio histórico y solemne como el Teatro Principal. Comprender qué ocurre dentro y desinhibirse cuando ascienden por las escaleras hasta la sala Nuria Espert, donde se abre la puerta a un mundo imaginario, lúdico, distinto. Todo eso después de que papá, mamá o algún abuelo suelta su mano para ocupar su butaca en el teatro y los más pequeños suben hasta ese paraíso que les convierte en espectadores y también protagonistas del mundo escénico.

Esto es lo que ocurre con la Entrada Canguro del Principalito, una iniciativa que el teatro puso en marcha este fin de semana con un doble objetivo: facilitar la asistencia de las familias unidas al teatro y conseguir que los más pequeños vayan amando las artes escénicas para convertirse en los espectadores del futuro.

«No se trata de una guardería para dejar a los niños mientras los padres ven teatro», asegura Paco Sanguino, director de esta sala. El Principalito va más allá. «Es un proyecto novedoso, distinto al de otros teatros, porque hay una parte lúdica pero hay un espectáculo de teatro para ellos, además de un taller y también , en breve, la participación de la Facultad de Educación con el objetivo de realizar un estudio sobre la experiencia, como un acercamiento entre lo académico y lo artístico».

El pasado sábado, mientras los adultos de la familia disfrutaban de Toc-Toc, los más pequeños -un total de 15- participaban en un taller y asistían a un espectáculo de narración oral. Aunque a lo largo de la temporada, se incluirá también circo, danza y música.

«Solo por ver la cara que ponían cuando entraban valía la pena», destaca Sanguino. «No se imaginan que cuando entran la sala Nuria Espert van a encontrar un espacio orientado a su imaginario y reciben una sorpresa enorme; de hecho hay una evolución desde que entran hasta que se van y es muy difícil sacarlos de la sala cuando los padres van a buscarlos después de casi dos horas».

Esto niños fueron los primeros en disfrutar de esta nueva forma de ir al teatro en familia y, al mismo tiempo, de formar parte de la familia del teatro. «La acogida ha sido muy positiva, tanto aquí como en redes, porque se compartió más de 200 veces la noticia del proyecto y ahora parece que las familias han quedado muy satisfechas; incluso un padre nos comentó que hacía 12 años que no venía al teatro».

Esto no ha hecho más que empezar y las perspectivas de futuroson amplias y ambiciosas. «Somos muy optimistas porque esto puede provocar un cambio de costumbres de cómo accedemos a la cultura y el Principalito puede ser una escuela de espectadores».La próxima cita será el día 15. Cuando los adultos estén disfrutando de Nerón, los pequeños soñarán con la escena. «Mi intención desde el principio ha sido recuperar la afección de los alicantinos con su teatro y creo que este proyecto cumple esta función».