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Eduardo Galán: «La libertad creativa se recorta ante la realidad»

Fue subdirector general de teatro del INAEM y ahora forma parte de las juntas directivas de la Academia de las Artes Escénicas y de la SGAE

Mañana hablará en Alicante de El autor-productor en los procesos creativos. Pero también, y cada vez más, encontramos al autor-director e incluso al autor-director-actor.

Hay muchas posibilidades. Yo creo que se da más la figura del autor-director. El perfil de autor-productor, menos. Todo eso se produce por la enorme crisis que hemos atravesado, y que en el teatro seguimos padeciendo, que ha hecho que se busquen fórmulas para poder sobrevivir. Se asumen así diferentes labores, sobre todo autor-director, aunque a mí, como autor, no me gusta particularmente porque los directores con los que he trabajado han dado muchísimo a mis obras. No me atrae convertirme en director. Por lo que respecta a la figura de autor- productor se da poco, sobre todo porque en España no tenemos una cultura de la creación, de manera que parece que la labor de producción está muy lejos de lo creativo, aunque no es así.

Alicante es sede de la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos, donde usted ha presentado alguno de sus textos, y hemos visto cómo ha ido aumentando el listado de dramaturgos y de dramaturgas.

Siempre ha habido escritores de teatro, pero ahora tienen más visibilidad. De todas maneras en España, después de la muerte de Franco, la cultura de las artes escénicas ha mejorado mucho en cuanto a educación. Hay escuelas de arte dramático en casi todas las provincias. Se forma muy bien a los actores y a los autores. En la Resad de Madrid hay estudiantes que salen con su título de dramaturgo. No tienen que empezar como antes, de forma autodidacta. Por otra parte, afortunadamente hay productores que apuestan por autores vivos, pero se hace más caso cuando se estrena a un clásico. Cuando un autor no tiene mucho nombre siempre hay muchas dudas. Pero el teatro tiene que hablar de la realidad de hoy, de nuestras inquietudes, de nuestra visión del mundo. Y autoras hay muchas porque empiezan a tener más presencia.

¿Cantidad va ligada a calidad?

Para mí, la mayoría de autores jóvenes de ahora son muy buenos. La calidad ha mejorado mucho. Igual que la formación de actores. No tenemos que envidiar nada a Londres. Mira la cantidad de musicales programados en Madrid. Ha habido calidad e inversión. Pero faltan estímulos para los dramaturgos. Nos falta visibilidad y hay que fomentar que los textos circulen, que la Muestra de Teatro de Autores de Alicante pueda crecer y tener un presupuesto mayor, igual que los festivales de teatro clásico de Mérida o Almagro. Si es necesario tener vivos nuestros clásicos más necesario es mostrar lo que hacemos hoy en día.

Las obras teatrales en los últimos años han derivado en historias con pocos personajes y escenografía mínima. Nada que ver con La sombra del poder , obra con 40 personajes con la que ganó el Premio Calderón de la Barca.

Es que hay que ser conscientes de la realidad. Hay que conocer la realidad económica del teatro. El teatro es casi siempre un sistema mixto de producción privada y exhibición publica. En general es así. Eso quiere decir que tienes que reducir número de personajes porque no se puede pagar.

¿Y hasta qué punto está condicionado el autor por estas circunstancias?

El teatro escrito tiene dos fórmulas. El autor que en su casa escribe libremente lo que quiere, que es la tradicional, y luego mueve la obra. Eso es muy difícil que funcione hoy en día porque el autor tiene que conocer la realidad de la producción. Otra posibilidad es escribir para una compañía, para una productora, para un actor, donde ya te ponen los condicionantes. Yo me condiciono a mí mismo. La libertad creativa se recorta ante la realidad. Hay que aceptar que el autor tiene unas limitaciones impuestas por la realidad. Pero los límites no son malos. Los límites potencian el nivel creativo de un autor.

Desde su labor en la junta directiva de la Academia de las Artes Escénicas, ¿cuáles son las urgencias del sector?

Uf... La captación y formación de públicos; la unidad de todos para seguir mejorando las condiciones del Estatuto del Artista, que lo ha aprobado el Congreso, y es fundamental rebajar el IVA cultural, no ya de la taquilla sino de la contratación de los montajes.

También ha sido elegido miembro de la nueva junta directiva de la SGAE. Tienen un gran reto por delante.

Bueno, ese reto es muy difícil. Hay una junta directiva nueva que tiene que intentar cumplir con el requerimiento ministerial de aprobar unos nuevos estatutos y yo estoy centrado en el mundo de Gran Derecho, de artes escénicas, donde me comprometí a conseguir que los autores cobremos la función cuando se emita la factura porque hay autores muchos que cobramos los derechos de autora mucho tiempo después ya que es el teatro el que tiene que pagar esos derechos.

Su obra Nerón se presentó en el Festival de Mérida y en diciembre llegará al Principal de Alicante. ¿Cómo ha dibujado a este personaje?

Nerón era un emperador que soñaba con ser artista y creía en el arte y en hacer una nueva Roma con grandes avenidas, grandes teatros, grandes coliseos, y al mismo tiempo era un dictador sanguinario. Lo que he hecho es un drama histórico con muchísimas referencias actuales. Nerón muestra una sociedad hedonista muy parecida a la de hoy.

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