El entorno urbano, es decir, la red de cables que teje la ciudad, los edificios que nos abrazan o las carreteras que delimitan los mapas son la materia prima en la que ahonda y reflexiona el artista alicantino Isidro Blasco. Todo un volumen de trabajo que, en su última exposición, le ha llevado a la galería SIM de São Paulo con 16 estructuras con las que reinterpreta París, Nueva York o Bilbao como «ciudades de papel» en blanco y negro. Una muestra que nace a partir de un proceso de exploración y «liberación», en palabras de Blasco, y en la que también se ha visto envuelta la emoción por la conexión de Brasil al recuerdo de su padre, el ceramista alicantino Arcadi Blasco.
«Ya expuse por primera vez en Brasil en el 2013, pero no en São Paulo, sino en Curitiba, una ciudad preciosa al sur de Brasil. Aquella vez exponía con el dolor de haber perdido a mi padre dos semanas antes, lo que fue una experiencia muy extraña al tener que viajar y montar con tanto dolor. Y cada vez que regreso a Brasil me acuerdo de la experiencia y echo de menos a mi padre, y poder hablar con él y contarle de mi vida», señala Isidro Blasco, quien agrega que «además, aquí en Brasil, la naturaleza es tan fuerte, los árboles tan grandes, las plantas tan hermosas y extrañas, y la presencia del mundo natural es tan inevitable, que no puedo evitar pensar en las cuestiones de vida y muerte, de lo fugaz de nuestra presencia. Brasil siempre estará asociado con estos temas para mí».
Inspirado en el legado de Oteiza, Chillida y Julio González, el artista alicantino ha empleado además el blanco y negro con el propósito de recrear la atmósfera del Nueva York clásico, la ciudad de James Dean. «Creo que hay un cambio importante en las obras que estoy realizando ahora, ya que no muestro una visión de panorama de un determinado entorno, sino que ahora esas imágenes me sirven para crear unos volúmenes que se van extendiendo por el espacio», matiza.
Al mismo tiempo, Isidro Blasco ya esboza nuevos proyectos como una próxima exposición en la Universidad de Saint Rose, en Albany, Nueva York. «Allí expuse hace más de 10 años y ahora me han invitado otra vez. Pero en esta ocasión no mostraré obras individuales, sino que voy a hacer una macroinstalación de más de cuatro metros de alto. Es un homenaje a varios de los puentes que rodean Manhattan y también tiene un pequeño comentario social», añade Isidro Blasco, quien confirma una intervención en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid, en septiembre del 2019, y otra antes, en verano, en Alicante, a falta de algunos detalles por cerrar.
«En Estados Unidos y sobre todo en Nueva York hay muchísima oferta de exposiciones y de lugares donde exhibir tu obra, aunque también es verdad que llegan constantemente oleadas de gente nueva que traen una visión diferente y muy interesante», reflexiona Isidro Blasco, especialmente sensible por el medio ambiente y los elementos que rodean al ser humano. « Creo que somos capaces de adaptarnos y producir sin destruir el entorno. Y creo que no es tarde para ello. Confío enormemente en la creatividad humana. Y aunque hay días que todo parece ir en la dirección más negativa, si lo miras con un poco de perspectiva, se ve que cada vez más y más gente es consciente de la conservación del paisaje natural», concluye Blasco.
