«¿Eso qué es?», me dice la Gemio. «Coca amb tonyina, algo muy típico de aquí. Con atún?», le digo. Acto seguido, sorpresa, sorpresa, el trozo que sujeto con mi mano derecha cobra vida y se lanza al vacío haciendo diana y cayendo en el interior de su bueno, bonito y gran bolso. La miro. Me mira. Lo coge y se lo come. Bien, no es como la pintan algunos? Pronto celebrará el aniversario del Premio Ondas 2017 a su trayectoria pero antes, el jueves, vino a Alicante de la mano del Aula de la Mujer del ISCE, con sede en el colegio El Valle. Allí se celebran almuerzos benéficos mensuales sólo para señoras con ponentes de primer orden. Entre las más de 120 comensales están prácticamente todas las ONG representadas. «¡Nunca había comido con más de 100 mujeres. ¡Increíble! No lo he visto en ningún sitio. ¡Me lo voy a copiar! Nosotras más que nadie nos podemos ayudar las unas a las otras», comenta Gemio mientras escanea el salón, repasando si se ha colado algún señor. La recaudación irá destinada a su Fundación Isabel Gemio, que trabaja por la investigación de las enfermedades raras. Junto a ella están la directora del Isce y del colegio, Begoña Méndez y Lola Peña, responsable del Aula de la Mujer.
La comunicadora está viajando por toda España con su primer libro Mi hijo, mi maestro. Una historia estremecedora de amor y dolor que jamás había contado, la de su hijo Gustavo, que padece distrofia muscular, una enfermedad degenerativa y rara. «Soy muy pudorosa, me cuesta mucho hablar de sentimientos. Porque, ¿cómo se cuenta el dolor, la angustia, el miedo?? Pero con los años te das cuenta que hay cosas más importantes que el pudor y el egoísmo. Y es por qué se hacen las cosas, es el caso de este libro», asegura. Eso sí, con el permiso de su hijo porque «hablo de cosas muy personales suyas». La presentadora se emociona cuando comparte cómo le dieron la noticia, «fue uno de los peores momentos presentaba Sorpresa, sorpresa y estaba embarazada». Y muy triste también fue cuando su hijo dejó de poder abrazarla.
La comunicadora está volcada en su familia, la fundación y el libro apartada de los medios de comunicación y es que «la experiencia no se valora en este país, ahora que lo hago mejor que nunca me quitan el programa? ¡Es lo que tiene esta profesión!». Pero no echa de menos nada, se siente plena con la labor que está realizando.
Isabel se quedó en Alicante hasta el viernes, un día más y hubiera podido asistir a la inauguración del popular rastrillo de Nuevo Futuro. Ayer abrió sus puertas con una nueva ubicación, en la antigua estación de autobuses, en la Plaza de Seneca. «La industria alicantina está representada en los cerca de 15 puestos, en los que se puede encontrar, prácticamente, de todo», asegura Ana Planelles, Tesorera.
Ayer a la inauguración asistió una amplia representación de la sociedad alicantina. La presidenta de la ONG, Conchita Senante, junto a su comité y con el alcalde de Alicante, procedió a la inauguración del tradicional rastrillo. Este año, conciertos, recitales, talleres de pintura para niños, charlas y sobremesas con interesantes ponencias como la del doctor Miguel Arroyo, Ana Samper, organizadora personal, o la de Teresa Rico, de la clínica Dr. Pérez Díaz.
El rastrillo permanecerá hasta el domingo 25. De lunes a viernes, de 12.00 a 21.00 horas y sábados y domingos 11.00 a 22.00 horas.
