Les será familiar a los que conocen el nombre de Pablito Calvo o de El Pequeño Ruiseñor. Misma época, misma temática con niños protagonistas, misma estética. Lo que ocurre es que la historia de La banda de los ocho es real. Y sucedió en los años 60, en el barrio de Benalúa de Alicante. Se llevó al cine y ahora se ha recuperado para intentar reunir a los que fueron protagonistas de la aventura, aunque no de la película.

La historia se remonta a los años 60 cuando un pandilla de niños del barrio alicantino se dedicó en cuerpo y alma a cuidar de una perra callejera, Lucero. Como en toda historia, le llega el turno al drama. La perrera se llevó a Lucero y ahí empieza lo peculiar de esta aventura. Entre multa y gastos, los pequeños tenían que afrontar un pago de 500 pesetas, algo inalcanzable para ellos. Solución: con el respaldo del barrio vendieron juguetes y tebeos, y también realizaron lo que ahora sería un crowdfunding.

La sorpresa llegó cuando empezaron a llegar donaciones de toda España y de otros países como Perú o Argentina, además de Bélgica, curiosamente procedente de la casa real belga. Tanto se recaudó que tuvieron que abrir una cuenta en la Caja de Ahorros del Sudeste y Lucero pudo tener su propia vía de subsistencia, cuando una de las niñas del barrio se hizo cargo de ella.

El caso ocupó la primera página del ABC y Pueblo, y salió en los informativos de TVE. Y así fue como el guionista Pedro Mario Herrero se desplazó hasta Alicante para hablar con estos pequeños héroes y construir el guion de La banda de los ocho, que Tulio Demicheli rodó íntegramente en Alicante.

José María Caffarel, Florinda Chico, María Luisa Ponte y Mary Paz Pondal son algunos de los actores que aparecen en esta película, que cuenta con el niño Cesáreo Quezadas Pulgarcito como protagonista.

La película cayó en el olvido y no fue hasta hace un año cuando la Asociación de Comerciantes y Afines de Benalúa se propuso encontrar esta cinta. Víctor Pelluch, encargado de comunicación de este colectivo, fue quien comenzó la búsqueda y la encontró.

«Nunca se les había hecho ningún homenaje ni se había proyectado la película, así que lo siguiente fue buscar a los protagonistas de esta aventura». Y a algunos encontró. De la banda, a cinco. Y uno de ellos ni siquiera había visto la película.

Fue en la noche del miércoles cuando pudo hacerlo por primera vez, junto a sus amigos de infancia, abriendo la caja de los recuerdos. «Hablaron de que al final se les rebajó la multa y del disgusto que tuvieron cuando trajeron a otros niños para que fueran los ocho y de cuánto les hubiera gustado salir ya que era su historia». De hecho, recuerdan que solo se cogió a algunos vecinos como extras, ya que en la cinta aparecen muchas escenas cotidianas que se rodaron en la Explanada, la cantera, la Plaza de Santa María, la calle Virgen del Socorro o la Plaza del Carmen.

El acto, que tuvo lugar en el Freaks de Benalúa, se completó con una exposición fotográfica con imágenes de la época, incluidas las de estos chicos que fueron capaces de mover cielo y tierra para salvar a su perra.

Allí pudieron reconocerse, medio siglo después, para recordar esta historia que fue todo un acontecimiento en el barrio y que ellos protagonizaron. Al menos, en la vida real.