La fotógrafa alicantina Cristina de Middel se encuentra estos días en la República Democrática del Congo para documentar el trabajo del doctor Denis Mukwege en la atención a mujeres víctimas de brutales violaciones desde su hospital en la ciudad congoleña de Bukavu. Después de numerosos trámites burocráticos para el visado, De Middel disponía apenas de 24 horas para retratar al Doctor Milagro, como así le llaman, «y la verdad es que aquí me viene bien el entrenamiento que tuve en el periódico [INFORMACIÓN, donde trabajó cuatro años] porque tengo que ir a saco. Veré lo que él hace en el hospital, que tiene una estructura gigante y un centro de atención a mujeres que ya no precisan atención quirúrgica, sino de apoyo emocional y psicológico, de reconstrucción de sus vidas, que se llama Ciudad de la Alegría», explicó la fotógrafa antes del viaje.

El ginecólogo Mukwege es uno de los objetivos de su cámara como ganador del Nobel de la Paz 2018 junto a la activista iraquí de origen yazidí Nadia Murad, de 25 años, que logró escapar de su secuestro como esclava sexual sometida a violaciones diarias por los miembros de ISIS. Aún estaba pendiente de localizar a la joven iraquí, que vive entre Washington y Berlín, «está muy complicado porque tiene una agenda difícil, pero forma parte del reto», apuntó la alicantina, «muy ilusionada» con este encargo de la Fundación Nobel: «Imagina la historia que tienen detrás. Todos tenemos una vida pero es que estas personas llevan una increíble. Este ginecólogo ha reconstruido la vida de tantísimas mujeres... Me apetece muchísimo este trabajo, me muero de ganas de hacerlo».

De Middel también deberá ilustrar con fotografías la temática de los premios de este año: la violencia contra la mujer utilizada como arma de guerra, que la alicantina llevará a cabo en Nigeria durante la próxima semana.

«En este caso, aunque el tema no está geográficamente centrado -porque la mujer es un arma de guerra en todas partes, desde las FARC en Colombia hasta cuando los aliados entraron en Berlín, que también violaron a mujeres alemanas al final de la Segunda Guerra Mundial- yo me voy a centrar en lo africano para la parte más conceptual de lo que significa la violencia contra las mujeres como motín de guerra, de cómo violando a una mujer destruyes mucho más el tejido social de un país y debilitas mucho más a tu enemigo que cortándole la cabeza; se destruyen familias enteras, descolocan la estructura básica de la tribu, la base de una nación», argumenta De Middel, que aclara que «es la primera vez que la fundación no escoge a un fotógrafo documental o humanitario, sino más conceptual, en un intento de abordar el tema de otra manera, quizás más didáctico que de denuncia, de comprensión a partir de la imagen».

Desde el Centro Nobel de la Paz de Oslo están «deseando trabajar con una fotógrafa tan inspiradora y creativa en la exposición», indica en su página web la directora ejecutiva del centro, Liv Tørres: «La violencia sexual en la guerra es un tema desafiante y con Cristina de Middel crearemos una exposición atractiva que ampliará la comprensión del tema por parte del público».

El proyecto, que Cristina de Middel afronta contrarreloj, se reflejará en una gran exposición que se inaugurará en Oslo el 11 de diciembre, un día después de la ceremonia de entrega de premios, a la que ella asistirá. «Si me dicen hace unos años que iba a estar en la entrega de los Nobel de la Paz, fliparía mucho, la verdad. Me hace mucha ilusión», afirma.