Uno es un icono del cine neoquinqui. El otro, del movimiento trap. Ambos han salido de los suburbios y el arte les ha redimido. Ellos son Ramón Guerrero y Fernando Gálvez, o El Cristo y Yung Beef. El cine les ha unido y de esa explosión de talentos ha salido Mala ruina, un cortometraje de 15 minutos que une cine y videoclip como «un canto a la libertad y a la vida», y que se presenta hoy en el Palacio de la Prensa de Madrid. El cineasta alicantino Carlos Salado vuelve a ponerse detrás de la cámara y coloca de nuevo delante de ella a Ramón Guerrero. Lo hizo en Criando ratas,Criando ratas película que abrió la puerta al cine neoquinqui y que en 2016 alcanzó el éxito a través de las redes sociales, que es donde se estrenó y donde ha sumado más de un millón de reproducciones.

La espera «eterna» para embarcarse en la segunda parte de la película, frustrada por las exigencias económicas, y la necesidad «imperiosa» de volver a rodar con Ramón, carne de cañón de los barrios más marginales de Alicante y al que exprimió su potencial como actor, llevó a Salado a sacar de nuevo a la calle a El Cristo -nombre del personaje que interpreta- para sumergirle en el peor de los escenarios. Pero no quería que estuviera solo. El cineasta admira a Yung Beef y el rey del trap español es fan de Criando ratas. El camino estaba hecho.

«Pensé en meternos en el mundo del videoclip, que era un formato que estaba en nuestras manos», afirma el cineasta. «Las sinergias surgieron y pensé en unir al icono del trap, para ponerlo a interpretar por primera vez, y al icono del cine neoquinqui, así que empezó un viaje muy bonito».

Tanto es así que Yung Beef entró en la producción a través de su sello discográfico, La Vendición Records, uniéndose a K.O. Cinema. «Así surgió un híbrido entre cine y videoclip porque decidí apostar por los diálogos y contar una historia mucho más compleja». De esta forma se gestó este spin off de la historia del protagonista de Criando ratas, en el que «he podido trabajar mucho más su personaje y hacer un arco dramático completo, en el que pasa de ser un delincuente a enmendar sus errores, como el pecador redimido».

El tema Lil Romeo de Yung Beef, dedicado a su hijo, es el hilo conductor de la historia en la que también cabe música orquestal compuesta por el propio Salado. «Quería elegir una canción que mandase un mensaje y conmoviera al espectador, y esa letra era perfecta porque además los dos han tenido un hijo. Ambos han vivido la delincuencia y el tráfico de drogas desde pequeños, pero trabajar en el mundo del arte les ha cambiado y también el hecho de haber sido padres. Hay una delgada línea entre realidad y ficción, entre personaje y persona».

Dice que los dos «son muy parecidos». Habla con devoción de Ramón Guerrero porque «hay un talento innato en él, tiene algo muy especial, mucha empatía y una inteligencia emocional del copón». Y dice de Yung Beef que tiene «un gran carisma, que conquista vaya donde vaya; tiene una carrera en el mundo de la música, da conciertos, hace pasarelas de moda con Calvin Klein y grandes firmas, y videoclips seguidos por miles de personas».

Y ahí está el mensaje de Mala ruina. «La ruina define ese lado oscuro de la droga y el narcotráfico que acaba en tragedia y muerte, pero quería dejar la visión de que hay una segunda oportunidad», destaca Carlos Salado que ha vuelto a poner como escenario la Colonia Requena, igual que hizo en Criando ratas, porque «había que hacer un tributo», aunque las escenas de noche se rodaron en Madrid.

Hasta hoy mismo poco se ha sabido de este trabajo, pero la fama les precede. «Que hayamos sacado solo el cartel en redes y tenga miles de visualizaciones, con gente que te escribe desde otros países, es recoger lo sembrado».

Para Rubén Ferrández, productor de ambas cintas, «nuestro cine invita a la reflexión, incita a las segundas oportunidades» y confía en que Mala ruina «va a tener al menos igual éxito que Criando ratas porque contamos con lo más difícil, que es una comunidad de seguidores». El Cristo los tiene, y muchos, y Yung Beef «cuenta con miles de fans incondicionales y fieles en todo el mundo».