Lo advirtió el propio Adán Aliaga antes de la proyección: «Vais a ver una Tabarca muy sensorial y especial, la que se queda tras el último barco que sale de la isla al atardecer y con la que nos sentimos más identificados». El director de San Vicente del Raspeig presentó ayer en Alicante su séptima película, Fishbone, rodada hace un año en la isla alicantina y mostrada ayer ante sus habitantes, los que pudieron acudir al menos a este primer pase antes de su estreno oficial el 16 de noviembre.

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Presentación de la película "Fishbone"

La lluvia impidió realizar la proyección en Tabarca, como estaba previsto, después de que el equipo de la producción de 35 personas desplazado allí disfrutara durante un mes «de uno de los mejores rodajes que hemos vivido», reconoció Aliaga: «Nos abrieron las puertas de la isla, los corazones, y el equipo tuvo el mejor catering de su vida». El director prometió hacer un pase en Tabarca el próximo verano, acogido con aplausos por el público, que el alcalde de Alicante, Luis Barcala, aprovechó para reclamar también «que luego nos invites a todos a Nueva York -donde se ha grabado una parte de la película- para verla otra vez».

Barcala agradeció «este regalo, que es un homenaje a la joya de Alicante y de la Comunidad», aún desconocida para mucha gente, mientras el director de producción de Fishbone, Miguel Molina, apuntó que tras su pase en la Mostra de Valencia, «todos preguntaban: ¿y este sitio, dónde está?».

La ilicitana Saida Benzal, protagonista de la película en su papel de joven chef que triunfa en Manhattan y regresa a la isla donde nació tras la muerte de su padre, destacaba que Fishbone «es una historia con muchas capas, muy especial y mágica para sentir qué tiene la isla. Es una película de atardeceres, de mar y de estar en conexión con la tierra».

Aunque Tabarca es escenario fundamental, la cinta aprovecha los misterios y enigmas de esta isla como excusa para hablar de la trascendencia de las raíces y la pertenencia a la tierra. «Es una historia transformadora, que empieza como una película independiente americana y se convierte en un viaje de ida y vuelta en busca de las raíces y de preguntarse quiénes somos y qué hacemos aquí, si hacemos caso a nuestra mente o a nuestro instinto», añadió Aliaga.

En Fishbone han participado más de 140 tabarquinos y ayer se reconocieron todos en la gran pantalla, desde la pequeña Isabela que abre la película entre algas, hasta Ezequiel, de 8 años, que admitió pasárselo «súper bien» lanzando piedras con un tirachinas en una de sus tres escenas; de Rafaela, las «manos» de Saida limpiando pescado en el restaurante de Gloria, a José Rafael, que bromeó con las horas de rodaje al decir que «nunca había visto que un entierro -el del padre de la protagonista- durara tanto, desde las 9 de la mañana a las 9 de la noche estuvimos».

Pero todos salieron entusiasmados de la proyección, que despidieron con aplausos para Aliaga. «Me ha encantado, todo se ha hecho con mucho gusto y la historia es muy bonita», comentó Ani, dueña de una tienda en la isla y con frase en la película, mientras Manoli añadió que le gustó «la idea de volver a la tierra, que las raíces son las raíces» así como la belleza de Tabarca «y mira que la tenemos vista». Matilde y Rafaela salieron muy contentas del pase: la primera se sintió «como Lina Morgan» y la segunda bromeó con que le habían cortado un plano. A su vez, el músico Luis Ivars, que 21 años atrás puso música a la Tabarka de Domingo Rodes, dijo que Aliaga es experto en sensaciones y con su obra «tenemos la estrella Michelin que nos faltaba para Tabarca».