«Yo quiero exponer en este museo». Lo dijo Luis Gordillo (Sevilla, 1934) durante la muestra que colgó en 2014 en la galería Aural de Alicante. Han pasado cuatro años y este artista imprescindible del arte contemporáneo ha cumplido su deseo y ayer inauguraba Fotoalimentación en el MACA, exposición que se complementa con Cemento nervioso, que hoy le vuelve a llevar a Aural.

En estos cuatro años, el Premio Nacional de Artes Plásticas y Premio Velázquez, entre otros muchos reconocimientos, ha seguido creciendo y afrontando el acto de pintar como una lucha consigo mismo. «Yo soy pintor, la mayor parte de mi vida me he dedicado a pintar cuadros, cuadros muy complicados», aseguraba ayer durante la presentación en el MACA de una exposición que recupera al Gordillo de los años 70 cuando empezó a experimentar con la fotografía mientras en España nadie se interesaba por la técnica fotográfica.

Fotoalimentación reúne 200 piezas integradas en 30 obras -la mayoría procedentes del estudio del artista- en las que la fotografía es la base de la creación. «Tengo la sensación de que estas fotos en blanco y negro de los años 70, aunque no reflejan temas muy sociales tienen un olor a cosa real, a cosas que suceden de verdad, incluso algo de sentido crítico; en cambio, las fotos en color pierden ese sentido social y se quedan en la estética».

En ese momento, el artista fotografiaba, pintaba y repintaba con el afán de experimentación que caracteriza su trayectoria y que le ha elevado a la cima del arte contemporáneo. «La base de mi obra es la pintura, por la que he sufrido y he sudado». Lo que ocurre, destaca, es que «el advenimiento de la fotografía tiene un poder enorme». Por eso, «cada vez utilizo más la fotografía y mucho mucho el ordenador porque abre unas puertas infinitas a la imagen, al color, a la composición; es realmente un arma prodigiosa».

Tanto es así que en el estudio «fotografío constantemente el desarrollo de las obras, estudio incluso trozos de los cuadros y todo eso va tejiendo un panorama amplio del cual yo me alimento y en el centro del cual yo vivo». Pero no quiere confusiones. «La pintura es como una amante de toda la vida, con la que he vivido muchos años y quiero», aunque utiliza ambos como un diálogo creativo y complementario.

No obstante, Luis Gordillo, que ha expuesto en algunos de los grandes museos del mundo, considera que muchos piensan que la pintura está acabada y se imponen otras técnicas. «La pintura está como en cuestión, pero en la realidad hay muchos jóvenes pintando». Aunque en este momento «se hace de todo; yo siempre he estado bastante informado de lo que se hace en el mundo, pero ha variado tanto... es como si hubiera explotado».

La exposición del MACA, respaldada por el Consorcio de Museos, le ha hecho volver la vista atrás. «Yo siempre he estado dando saltos; durante mucho tiempo yo no me creía mi obra porque saltaba de una cosa a otra. Pensaba que si variaba tanto yo no era nadie y fueron los otros los que me convencieron de que los saltos estaban permitidos y eran muy legítimos, y viendo esa exposición pienso que se pueden ver esos saltos a los que me refiero».

Más confrontando las dos exposiciones, la del museo y la de Aural. «Son dos niveles de exposición que producen chispas», aunque se puede ver algo en común entre ellas, afirma. «En Aural son temas más recientes y también algunas cosas fotográficas. Estos últimos cuadros son los más complicados que he hecho en mi vida, quizá porque me hago viejo».

Gordillo tuvo palabras de reconocimiento para Carmen Alborch, «que dirigía el IVAM cuando expuse allí en 1993», y sobre el hecho de que el famoso grafitero Banksy destruyera una obra en directo no quiso entrar demasiado en el tema. «Ni siquiera entro a preocuparme de eso, no me interesa nada. Me parece arte de paparruchas. No me interesa y creo que no le viene bien al arte».

Un artista personal

«Mientras la mayoría de artistas en la España de finales de los 60 y 70 estaban inmersos en las tendencias informalistas o constructivistas y aparecían los primeros trabajos figurativos vinculados al realismo social, Gordillo, como artista fuera de objetivos y tendencias, se encontraba situado en otra órbita». Rosa María Castells, conservadora del MACA y comisaria de la exposición junto al propio Gordillo, ha sido parte fundamental de esta muestra con la que pretende recorrer «el afán experimental del artista en torno a la reproducción, transformación y multiplicación de la imagen». Una «exposición indócil de un artista siempre perturbador y genial».

Para el director del Consorcio de Museos, José Luis Pérez Pont, «esta exposición nos permite dar visibilidad a un artista que ha tenido gran influencia sobre numerosas generaciones de artistas», porque «también por su carácter tiene esa capacidad para generar entornos de influencias que enriquecen e impulsan a otros».

Como «un lujo» calificó la concejal de Cultura, María Dolores Padilla, poder contar «con este referente del arte contemporáneo» en el MACA, «un museo vivo que a través de su programación y sus actividades quiere acercar el arte contemporáneo a todos».

De momento, Luis Gordillo estará en Alicante hasta el 12 de enero, en Aural, y hasta el 27 de ese mes, en el MACA. Después viajará con esta misma exposición al Centre del Carme de València y al Museo de Arte Contemporáneo de Vilafamés, también de la mano del Consorcio de Museos. Una experiencia que, asegura, no evita el miedo escénico cuando se enfrenta a un cuadro. «Cuando los actores hablan de eso yo me veo muy reflejado. Me siento muy responsable de lo que hago y me precoupa mucho».