El cineasta estadounidense, Martin Scorsese, llamó ayer a preservar el arte «en un lugar de honor y estima» dentro de la cultura tras mostrar su preocupación por el cine y su futuro ante el clima de «menosprecio» que le rodea y por una tecnología que acaba utilizando al artista. En su discurso en la entrega por parte de los Reyes de los Premios Princesa de Asturias, celebrada ayer en el Teatro Campoamor de Oviedo, el cineasta aceptó el galardón en nombre «de la libertad de encontrar la tranquilidad y el enfoque para no dejarse llevar por todas esas categorías absurdas actuales o por los juicios triviales, los sistemas de calificación y los pronunciamientos de moda».

Esa libertad de creación, subrayó, permite llegar a ver «todo el camino que conduce a la revelación de lo que no se puede nombrar, sino solo sentir y -para aquellos de nosotros que encontramos la gracia- expresar a través del arte».

Sin sus tradicionales gafas de pasta, el premio Princesa de Asturias de las Artes agradeció un galardón de la tierra de Cervantes, Goya, Unamuno, Picasso, Lorca y Luis Buñuel, «uno de los más grandes artistas de la historia del cine». Esta distinción, apuntó, es un honor para el cine, un arte que «siempre es el presente» lo que permite que las películas de Buñuel estén más vivas y sean más actuales «que el último mensaje de texto que recibes, si sabes cómo utilizar un teléfono móvil».

Por su parte, la oceanógrafa estadounidense Sylvia Earle, Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2018, aseguró que ahora «es el momento óptimo» para hacer las paces con la naturaleza y revertir la actual «guerra contra el mar» para salvar al océano, «el motor del clima de nuestro planeta azul».

La conocida como «la dama de las profundidades» subrayó que «nunca más habrá una oportunidad mejor para actuar, ahora que todavía estamos a tiempo», recalcó Earle, que en 1988 fue nombrada Héroe del Planeta por la revista estadounidense Time y que ayer inicdió en su cruzada por concienciar a la humanidad de que el planeta azul se ha de mantener intacto al igual que en la imagen Earthise, la famosa instantánea que tomó el astronauta William Anders durante la misión del Apolo 8 a la Luna en 1968.

Por su parte, la reportera mexicana Alma Guillermoprieto, que recogió el galardón de Comunicación y Humanidades, advirtió de que sin un periodismo «poderoso», «bien financiado» y respetado por los gobiernos, «el mundo moderno, el mundo entrelazado, sería imposible», pese a tratarse de un oficio en el que «cuesta trabajo no solo vivir, sino sobrevivir».

Para la mujer que narró desde las páginas de The Guardian la revolución sandinista, sin los medios el mundo viviría en una especie de siglo XI, «aislado cada quién en su villorrio o su castillo».

Para el filósofo Michael J. Sandel, los ciudadanos, al margen de sus antecedentes o circunstancias sociales, deben hacer «preguntas difíciles sobre cómo convivir» en un momento en el que «la democracia se enfrenta a tiempos oscuros» ya que es la mayor esperanza para poder arreglar el mundo.

Ese compromiso con el «proyecto de Sócrates» ha podido compartirlo con gente que incluso vive «en medio de la pobreza y la violencia», según recordó al recoger Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. El galardón le fue concedido por ser uno de «los más relevantes intelectuales contemporáneos».

Quizá los más entusiastas fueron los alpinistas Krzysztof Welicki y Reinhol Messner, este sin corbata, que recibieron el aplauso del público cogidos de los hombros, como si estuvieran encordados para subir una cima.

El palmarés lo completar0n la ONG Amref Helth Africa (Cooperación Internacional), el biólogo sueco Svante Pääbo (Investigación Científica y Técnica) y la francesa Fred Vargas, la única que se ausentó de la gala por problemas de salud.

[Más información sobre la entrega de los Premios Princesa de Asturias en la página 51]