Para poner en situación al lector, explica que la acción de su novela comienza cunado acaba la película Gladiator, a finales del reinado de Cómodo, «aunque no tuvo el final épico que le conceden los norteamericanos en esa cinta». Lo dice el autor valenciano Santiago Posteguillo en la rueda de prensa ofrecida ayer tras alzarse con el Premio Planeta de Novela por Yo, Julia, en el que retrata la figura del emperador romano Septimio Severo, «una mujer que consiguió instaurar una dinastía imperial en un mundo dominado por los hombres».

Con esta novela, que el autor considera su mejor obra hasta ahora, ha querido invertir de alguna manera la tendencia de la historia «siempre narrada por hombres, olvidando el protagonismo de las mujeres, aunque hay muchos personajes femeninos que no se han contado», destaca el escritor y profesor de Literatura Inglesa en la Universidad Jaume I de Castellón

La historia de Julia Domna, de la que «inexplicablemente» no se ha hecho ninguna novela ni ninguna película, está narrada en tercera persona, intercalando una voz en primera persona, la de Galeno, el médico de los emperadores. «Galeno era el médico que más gladiadores salvaba así que los emperadores lo convirtieron en su médico».

La lucha de esta mujer por conseguir el poder, enfrentándose a cuatro hombres que querían encabezar el imperio, es la línea crucial de la historia. Cuando cae Cómodo, cinco hombres se van a declarar emperadores, uno de ellos Severo, el marido de Julia. «Todos estos hombres preparados para ser el próximo emperador no calibran lo que se juega en esa partida, mientras que ella juega a forjar una dinastía imperial».

Según destaca Posteguillo, que no aclaró de momento si esta novela es la primera de una nueva trilogía sobre Roma tras las dedicadas a Escipión y Trajano, no quiso retratar a Julia desde el punto de vista de sus amigos, «porque a este tipo de personas siempre se les acerca la gente por interés», sino desde sus enemigos, «que son los que definen a un poderoso». Y en su caso fueron cuatro emperadores.

Julia Domna tuvo dos hijos, «porque quería formar una dinastía, no por desarrollar su instinto maternal». Así que, afirma el autor, «no voy a preguntarme si Julia fue buena madre o no, igual que nadie se pregunta si César o Napoleón fueron buenos padres».

Sobre el hecho de que un hombre ponga voz a un personaje femenino, Posteguillo afirma que «un escritor debe tener la capacidad de la empatía para ponerse en el lugar de cualquier personaje... quiero pensar que Agatha Christie no mató a tanta gente y sin embargo relataba los crímenes como nadie».

Personajes femeninos que puedan estar a su altura en la actualidad, asegura, «no hay muchos». Pero menciona a figuras como Argela Merkel o Margaret Thatcher, «más allá de sus ideologías», porque «son mujeres que en un mundo de hombres han demostrado una capacidad de liderazgo político enorme, con sus aciertos y su desaciertos».