El mundo de la cultura, en general, y el de la ópera, en particular, lamentaron ayer la muerte de la soprano Montserrat Caballé, de la que han elogiado su voz «única», una de las «mejores» de la historia, pero también han resaltado sus cualidades humanas. El tenor Plácido Domingo se despidió ayer de la soprano con un mensaje en Twitter en el que destacó el «privilegio» de haber compartido escenario y su «increíble» voz y talento. «Mi querida Montserrat, qué impresionante vida y carrera has tenido. Gracias por tu increíble voz, tu talento. Descansa en paz. Dios ha llamado a otro ángel a su reino. siempre».

Los Reyes también emitieron un mensaje en esa red social, a las que seumaron los Reyes Eméritos. «Era la Caballé, la gran señora de la ópera, leyenda de la cultura universal, la mejor entre los mejores y capaz de descubrir nuevos espacios de creación con los más grandes. Su personalidad y su inigualable voz nos acompañarán siempre. Sentimos mucho su pérdida».

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lamentó la pérdida y anunció que irá el lunes al funeral, mientras representantes de todos los partidos políticos se sumaron al duelo..

El ministro de Cultura, José Guirao, dijo de ella que es «la más reconocida e importante representante del bel canto español», dotada de «una voz única e irrepetible», y señaló que «su pérdida deja una enorme orfandad en el mundo de la lírica».

En su calidad humana ha incidido uno de los grandes de la lírica española, Josep Carreras, quien destacó que era una mujer «muy vital, muy sensible y entrañable». El que fuera director general del Gran Teatro del Liceo entre 1993 y 2005, Josep Caminal, subrayó su «compromiso» con el coso operístico de Barcelona y el importante papel que jugó en su reconstrucción tras el incendio que lo destruyó en 1994.

Quien también fue durante muchos años director artístico del Liceu y actualmente del Teatro Real, Joan Matabosch, ahondó en que «era diferente porque tenía un timbre personalísimo y una calidad absolutamente única, una técnica prodigiosa y una sensibilidad sorprendente para adaptarse a todos los repertorios».

En «la cima del canto» situó a la soprano el director de la Orquesta Sinfónica del Liceu, Josep Pons, quien opinó que «saldría en cualquier quiniela de las 10 mejores cantantes de la historia», a la vez que, como persona, ha dicho que era «muy cálida, muy afable».

El compositor, director de orquesta y exprofesor del Conservatorio de Música del Liceu, Antoni Ros-Marbá, la definió como «un icono muy importante para nuestra cultura, para la cultura del siglo XX, cuyo legado permanecerá para siempre».

Los elogios a Caballé llegaron también desde el exterior, en especial desde Italia, donde la Ópera de Roma, la Scala de Milán y la Fenice de Venecia la recordaron con imágenes de actuaciones sobre sus escenarios. También la Royal Opera House de Londres, el templo operístico del Reino Unido, expresó su «tristeza» por la muerte de la soprano española, que «inspiró a millones» con su «deslumbrante» voz.