Celeste Ng: nunca un apellido tan corto ha precedido a una escritora de tan largo recorrido. Han bastado dos novelas para convertir a la autora en una pieza clave de la nueva narrativa norteamericana: Pequeños fuegos por todas partes y Todo lo que no te conté, ambas publicadas por Alba Editorial.

Una autora que se mueve con precisión y sutileza asombrosas entre los pliegues superficiales de la América profunda para hurgar en heridas que se niegan a cerrarse. El drama cosido a la rutina, las amarguras que va dejando el tiempo engarzadas a las grietas del calendario, la desazón cotidiana que hilvana voces de extraordinaria autenticidad, veraces en su modulación y voraces en su rastreo de inquietudes, pesadillas, tormentos y placeres en permanente estado de excepción. El peso de la maternidad, el poso de la derrota larvada en una falsa comodidad. Ng es una escritora que crea adicción lectora. Lo demuestra el hecho de que ambas novelas vayan ya por su segunda edición.

El mosaico de Ng (Pittsburgh, Pensilvania, 1980) arranca con Todo lo que no te conté. Avales: «Notable Book» de «The New York Times», mejor libro de Amazon, mejor libro de ficción de «Entertainment Weekly» y «Booklist», mejor libro de «Time Out New York» y mejor libro de la «National Public Radio». Una novela mayúscula sobre esos secretos que al principio sirven para forjar una familia aparentemente unida, pero, finalmente, la terminan separando. Losas de la vida. Quien bien te quiere? Los padres pueden herir a sus hijos sin saberlo. Sin pretenderlo. También pueden hacerse daño entre ellos. Sin notarlo. La intriga que se despliega en esta novela de perfección incontestable provoca un creciente desasosiego por la capacidad de su autora para adentrarse en los laberintos humanos.

«Lydia está muerta. Pero esto aún no lo saben». Nada mejor para atrapar la atención del lector que lanzarle un señuelo misterioso. Un hilo enigmático del que tirar con habilidad para mantener un ritmo de creciente intensidad y un sobresaliente sentido de la sensibilidad para que no se escape ni un solo detalle de los vaivenes emocionales de sus personajes. Estamos en los años setenta en una plácida ciudad de Ohio en la que no hay desconocidos. En ese mundo casi perfecto reside la familia Lee, sometida de repente a una tragedia inesperada. Desesperante. Lydia, la hija perfecta, ha desaparecido. Su padre, James Lee, un profesor de origen chino que imparte historia americana en la Universidad de Middlewood (Ohio), está casado con Marilyn: rubia, deportista y de ojos azules. La mujer ideal en el imaginario americano.

Tenía sueños, deseos, ambiciones. Los arrinconó todos para ser ama de casa y encargarse de sus tres hijos. De ahí que haya convertido a Lydia en un proyecto propio: que pueda desarrollar como mujer lo que ella no pudo. El destino hará de ella una doble víctima. ¿Por qué su hija ha tenido un final tan cruel? ¿En qué medida se debe responsabilizar ella como madre exigente, obsesiva incluso, empeñada en guiar los pasos de Lydia?

La novela está recorrida por un escalofriante reguero de dolor, remordimientos, culpa, reproches, furia hacia uno mismo y también hacia el prójimo. Podría parecer que estamos ante un «thriller», pero la etiqueta se queda corta. En todo caso, sería un «thriller» de los sentimientos malheridos, de las emociones momificadas, del miedo a la vida y de la vida del miedo. Los crímenes invisibles, el castigo escondido. Una obra mayor que acongoja, perturba y, finalmente, conmueve. Real como la tristeza misma.

Seducidos por el talento de Ng, sólo queda entregarse al fulgor de su segunda novela. Pequeños fuegos por todas partes nos lleva a Shaker Heights, una apacible y confortable zona residencial de Cleveland en la que todo está bajo control. ¿Un mundo perfecto, otra vez? Todo se planea hasta el menor detalle, desde el trazado de las carreteras hasta los colores de las casas. Nada se improvisa. Ni siquiera el destino. Sus vecinos están programados para el éxito. Por ejemplo, Elena Richardson. Una mujer que tiene como máxima prioridad no salirse nunca del carril fijado. Las reglas sociales dominan sus acciones y condicionan sus reacciones. En su vida irrumpe, de repente, Mia Warren, una artista misteriosa con escaso apego por las normas sociales y madre soltera de la adolescente Pearl. El orden da paso al desconcierto.

De nuevo, Ng profundiza en las aguas turbias de los secretos y la fuerza del instinto maternal, bucea en el miedo a romper la cuadrícula vital que se utiliza para esquivar las tormentas, indaga en la zozobra de quien pretende huir del pasado sin saber que éste siempre es más rápido. El puzle de las familias y la amistad, las identidades reveladas y rebeldes, el trasfondo que ocultan los visillos, esos trapos sucios que Ng airea con excepcional rigor y veracidad sin descuidar nunca los relieves más líricos.

Una vez más, el misterio de la maternidad bajo la mirada de una escritora que está llamada a dejar huella en la literatura con sus historias desgarradas y desgarradoras.