Mitad ficción, mitad realidad. Historias que se suceden de padres a hijos, de generación en generación, creyendo que se trata de curiosidades cuando, en realidad, integran nuestro tejido cultural. Objetos increíbles, extraordinarios, que un día se tomaron por fantásticos y pura ensoñación cuando, más bien, son verídicos y encierran una explicación en su remoto pasado. Alicante y provincia, en definitiva, entre colecciones públicas y privadas, entre objetos llamativos y extraños, aprisionan un amplio número de sucesos reales que podrían creerse que son imaginados.

La «casa» oculta en el tesoro modernista de Novelda; la existencia de un «Velázquez», quizá la pieza pictórica más valiosa que se conserva en todos los museos alicantinos; la blanca mantilla de la patrona de Monóvar tejida con el traje de novia de una joven fallecida; astillas de la Cruz de Cristo en Granja de Rocamora como una sagrada reliquia; las mediciones de «cota cero» desde Alicante; o la «colpetera» en el Museo de la Festa d'Altea son solo un pequeño muestrario de la provincia.

El «secreto» de la Pichocha y la puerta escondida

En el salón-comedor de la Casa-Museo Modernista de Novelda, y oculto entre los tapices, se encuentra una puerta que ha ido alimentando la leyenda de la rica heredera y propietaria de esta belleza modernista, Antonia Mira Navarro, la Pichocha. Sin embargo, pese a lo que pueda parecer, el escondido acceso es la entrada a la casa de los sirvientes (de los que se conocen muy pocos detalles), y que estaban las 24 horas del días al servicio de la familia en los primeros años del siglo XX, explica Merche Navarro, directora de la Casa-Museo Modernista. Así, ambas casas permanecían separadas, y solo se accedía por aquí para los servicios domésticos en el salón-principal.

Un «Velázquez» en Orihuela

Probablemente sea el cuadro más valioso de toda la provincia de Alicante, puesto que se trata de nada menos que de un Velázquez. El Museo Diocesano de Arte Sacro de Orihuela acoge en su colección la obra La tentación de Santo Tomás que, como curiosidad, inicialmente fue atribuido al pintor murciano Nicolás de Villacis y también a Alonso Cano, pero en la década de 1920 se confirmó, tras distintos estudios, la autoría de Diego Velázquez. La pintura ha formado parte de distintas exposiciones nacionales.

Alicante, «cota cero»

En la España de finales del siglo XIX, las mediciones confirmaron que la diferencia del nivel del mar entre la bajamar y la pleamar era menor en la costa alicantina. Por ello, se inició en 1871 el levantamiento altimétrico del itinerario Madrid-Alicante, estableciéndose la primera señal en el primer peldaño de la escalera del Ayuntamiento de Alicante. «Y de ahí, desde esta ´cota cero´ en Alicante, se ha medido la altitud de todos los municipios de España», explica el historiador alicantino Joaquín Santo Matas.

Una reliquia sagrada: astillas de la Cruz de Cristo

«Lignum Crucis» o, lo que es lo mismo, astillas o pequeños restos de la Cruz donde murió el Señor. En Granja de Rocamora se conserva una de estas reliquias sagradas que fue concedida por el Vaticano a petición del pueblo. Numerosos devotos acuden a ella y, cada tres de mayo, la reliquia de la Santa Cruz es llevada en procesión hasta la ermita donde permanece el resto del año. Una vez allí se celebra la «Bendición de los Aires».

La mantilla tejida con el traje de una novia

La historia es relatada incluso por colaboradores de la parroquia, aunque nadie fija una fecha concreta y un nombre propio. La mantilla blanca de la patrona de Monóvar, la Mare de Déu del Remei, fue tejida con el traje de novia de una joven fallecida. Se cuenta que fue por los años 50, y fue la propia madre quien donó el traje de novia de su hija a la iglesia.

La «colpetera» de Altea

Dentro del anecdotário de la fiesta de los Moros y Cristianos en la provincia, la «colpetera» de Altea -expuesta en el Museu de la Festa- es cuanto menos curiosa. Creada por el ebanista Joan Ibáñez, de Benissa, la idea de regalar esta «colpetera» a las peñas (para tomar unos «colpets» de bebida) fue ideada por dos «festers» de la penya Cristians d´Altaia, Lluís Candela y Juan Roque Fuster. El reino cristiano entonces era de Vicent Ripoll «Carrasco».