40 años de arte en la calle 1978/2018 es el título de la exposición fotográfica que recorre algunos de los momentos más destacados del arte callejero en Alcoy en las últimas cuatro décadas. Comisariada por José Luis Antequera y Vincent C. Van der Spek, la muestra se inaugura hoy a las 20 horas en la Sala Ágora de esta localidad, donde permanecerá hasta el 26 de octubre, dentro de una iniciativa municipal más amplia denominada Urban Skill.

Aunque la exposición habla del arte más efímero que existe y la mayoría de las piezas de arte callejero ya no existen, un total de 50 imágenes ampliadas se encargan de recordar la huella de la actividad artística en las calles de Alcoy, sobre muros y paredes en solares o fábricas abandonadas, gracias a los archivos de grafiteros y artistas urbanos, así como de la Colla Ecologista La Carrasca, la Escuela Municipal de Bellas Artes, o las imágenes de José Carbonell o Paco Grau, entre otros.

«El objetivo era ver la evolución de la pintura muralista que se hacía con el pincel y el bote de pintura en los años 70 y 80 del pasado siglo, hasta la llegada del grafiti en los años 90 exportado de Norteamérica y el actual arte urbano de aerosoles y aerógrafos», explica Antequera, que señala que 20 de las imágenes se centran en explicar las dos primeras décadas y otras 30 narran las últimas tres.

«Aquí hay experiencias de arte urbano desde los años 70. Alcoy vivió una efervescencia de gente que pintaba en muros, de forma más grupal que individual» a través del movimiento asociativo (La Carrasca, Amigos de la Unesco, escuelas de Bellas Artes y Artes y Oficios...) con temas de denuncia política o medioambiental.

El relevo generacional llega en los 90 con la irrupción del grafiti bajo el influjo de la cultura americana y empiezan a aflorar «extraños signos» y «misteriosas grafías», como forma de expresión: la firma o el tag, la reafirmación del «yo estoy», explica Van der Spek, que señala que la mayor ebullición se produce a mediados de los 90 hasta los primeros 2000, donde «Alcoy estuvo en el mapa» con intensidad (Kies, Folk, Ebon o Kaniz, entre otros) y atraía también a artistas de fuera como Okuda o el Niño de las Pinturas. Grafiti y arte urbano siguen coexistiendo como forma de expresión sociocultural entre la rebeldía y el mercantilismo.