La tunecina Mokthar Amel Ayari, de 54 años, comparte piso en Alicante con la joven argelina Houda Darwish, de 27. La primera bromea diciendo que podría ser la madre de la segunda -sobre todo, por el uso que hace del móvil- pero ambas son escritoras en sus países de origen y este mes exprimirán al máximo su estancia en Alicante para desarrollar sus proyectos literarios. Acaban de inaugurar el programa de residencias creativas para escritoras que impulsa Casa Mediterráneo y ambas lo consideran «un regalo».

El director de Casa Mediteráneo, Javier HerguetaJavier Hergueta, apunta que esta iniciativa tiene su origen en otra que desarrolla la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo en Aguascalientes (México) para un espectro más amplio de actividades creativas.

«Queríamos empezar algo parecido aquí, centrarnos en la cuestión de género en los países del sur del Mediterráneo y nuestra intención es traer a dos escritoras cada mes hasta el verano que viene -explica Hergueta-. La idea es sufragarles la estancia y que puedan escribir durante un mes con tranquilidad mientras conocen la realidad española y entran en contacto con la cultura del país, que sea Alicante su puerto de entrada a Europa».

Las autoras, que deben tener al menos dos obras publicadas, son seleccionadas por Casa Mediterráneo a través de propuestas de las embajadas, los distintos Institutos Cervantes o a sugerencia de otros escritores. Durante el mes de residencia entran en contacto con autores locales y realizan visitas a instituciones de la provincia. El resto lo dedican a escribir.

La novelista y periodista tunecina Mokthar Amel es considerada una de las autoras más destacadas de su generación en Túnez. Cuando publicó su primer libro en 1984 «era la mujer escritora número 6 de mi país; luego, en mi generación seríamos una veintena de mujeres y ahora, la generación Facebook puede elevar la cifra a un centenar», explica. Con diez novelas publicadas, sus obras suelen aproximarse a temas tabús y su escritura habla de «identidad, libertad y derechos de las mujeres». Aunque uno de sus libros estuvo prohibido durante seis años, reconoce que «ahora escribo en libertad y comienzo a notar cierto reconocimiento como escritora pero es una profesión muy difícil, muy dura, necesitas tener mucha pasión por escribir», relata.

La tunecina tiene en su cabeza la novela que piensa escribir y, tras una primera semana de descubrimiento de la ciudad, ya se ha organizado para aprovechar al máximo sus días de «independencia»: «Es genial estar aquí, para mí es un privilegio porque es la primera vez que viajo solo para escribir y mi meta es volver con la novela acabada. Es como si estuviera en casa (Alicante es muy mediterránea), pero sin tener que atender otras cosas. Esta novela la llevo dentro de mí durante mucho tiempo, como un hijo, y estaba buscando el momento para escribirla. Tengo necesidad de recluirme para escribir», asegura, tras agradecer a Casa Mediterráneo la oportunidad de convivir con una escritora de distinta generación.

Con otro planteamiento aborda su residencia la argelina Houda -«ella es la energía y yo la calma», dice su compañera de Túnez-, también pediatra y activista por derechos de la mujer: «Yo estoy conociendo la ciudad, su gente, sus costumbres. Quiero empaparme de la cultura en Alicante porque mi próxima novela estará ambientada aquí. Alicante, y España, serán mi fuente de inspiración», apunta la joven novelista y poeta, que ve muchas similitudes entre Orán y Alicante y a la que le gustaría que su novela se tradujera al español.

Ella, que cuenta con cinco obras publicadas, entre novelas y poemarios, se define como «muy feminista» y toda su escritura tiene como eje a la mujer. Reconoce que nunca ha tenido problemas para escribir, «tengo un entorno estable y nunca he sentido la necesidad de salir de Argelia para hacerlo, pero sí que hay otras mujeres que lo necesitan».

A Houda le interesa, sobre todo, adentrarse en la «espiritualidad» de la ciudad y quiere conocer a otros escritores e intelectuales que se la transmitan, intercambiar experiencias y aprender sus costumbres y modos de vida, mientras que a Mokthar le atrae, sobre todo, «conocer la realidad de otras escritoras, los temas que tratan en sus novelas y descubrir otro tipo de literatura».

Ambas consideran que las mujeres en sus países de origen son «luchadoras y deben demostrar lo que son» pero también avanzan en el reconocimiento de sus derechos «y en Túnez fueron las que votaron contra los islamistas», recuerdan.

A ellas les seguirán otras autoras de Israel, Palestina o Marruecos y Casa Mediterráneo prevé extender el programa también a cineastas.