En medio del debate sobre si hacer o no cine para ver en televisión o incluso en teléfonos, el veterano David Cronenberg fue muy claro ayer en Venecia, donde se mostró totalmente favorable a la comodidad de la casa y confesó: «Hace muchos, muchos años, que no voy a una sala». Con 75 años y una larga carrera a sus espaldas, el realizador canadiense se mostró divertido y a favor de las nuevas tecnologías en una clase magistral en la Mostra de Venecia, donde hoy recibirá un León de Oro de honor.

«No me importaría ver de nuevo Lawrence de Arabia en un iphone o un apple watch. Puede ser una película diferente, pero seguro que interesante», dijo el realizador, para quien es más importante la distribución mundial que puede ofrecer una plataforma audiovisual como Netflix, que mostrar una película en unas pocas salas.

El debate se abrió cuando en la última edición del Festival de Cannes no se permitió competir a películas que se estrenaran al mismo tiempo en televisión. La cuestión está en que una película lo es en su producción pero deja de serlo en su distribución cuando pertenece a una plataforma audiovisual, explicó el cineasta. Esta nueva forma de distribución «pone en cuestión la naturaleza del cine», reconoció el director de La mosca, para quien algunos colegas hablan de «la nostalgia de los viejos tiempo del cine» cuando hacer una película era una experiencia comunal «y casi religiosa».

«Almodóvar habló de la sacralidad del cine. Creo que tienes que ser católico para creer eso», dijo Cronenberg, provocando las risas de los periodistas que abarrotaban la sala en la que se celebró el encuentro con el cineasta.

Y aunque aseguró que «el cine nunca será de nuevo el mismo», también encuentra el lado positivo de ver películas en la intimidad de una casa. Una ventaja real es que en las películas que se ven en las plataformas no hay anuncios y que la calidad es muy buena. «Vi La forma del agua, de Guillermo del Toro, en casa, en una tele de plasma de 50 pulgadas y la vi luego en el cine. Tuve una mejor experiencia en casa», afirmó. No solo porque la calidad fuera mejor, sino porque en su casa puede disfrutar «de la experiencia con más amigos», dijo antes de invitar a los asistentes a ir a su casa de Toronto e incluso dio su dirección.

Sin parar de mostrar su fina ironía, relajado y sonriente, Cronenberg no tuvo reparos en mostrar su apoyo a todo lo que sea un avance en el mundo audiovisual, desde las producciones para televisión, a las cámaras digitales o el uso de drones para el cine. «Cuando la gente dice que hay que llorar por el cine, yo creo que hay que pensar que las cosas cambian, se transforman». Eso, tras bromear con que parecía un ejecutivo de la plataforma por la defensa que realizaba, momento que aprovechó para pedirles trabajo.