Pocos artistas remueven y manejan las emociones como Pablo AlboránPablo Alborán. De hecho eso mismo se pudo vivir ayer en un concierto memorable en la Plaza de Toros de Alicante, en el que alternó sus canciones más conocidas con temas de su último disco Prometo.

Con camiseta negra estampada, pantalón ceñido, barba recortada y una sonrisa cómplice, Pablo Alborán arrancó su espectáculo con «No vaya a ser», «Pasos de cero» o «La escalera», con ritmos más movidos a otros más pausados, encandilando a un público entregado que coreaba sus letras como himnos de su propia vida.

«Dónde está el amor», «Recuérdame», «Quién»... Pablo Alborán es sentimiento, es el artista que nos conduce por el amor, por las historias de nuestra biografía. Por eso sus letras resuenan como versos, como poesía que nos identifica. De jóvenes incondicionales a mujeres y maridos con sus señores y señoras. Y ahí radica la razón de su éxito, que al principio se trataba de explicar como un fenómeno musical, cuando hoy es uno de los artistas más importantes de España con millones de discos vendidos en todo el mundo.

«Venir aquí es como estar en casa... ¡Alicante, quédate conmigo!», gritaba Alborán, arrodillado a sus fans, con micrófono en mano invitando a la canción. «¡Qué ganas tenía ya de estar con vosotros!», agregó poco después.

El listado musical de ayer transcurría milimétricamente medido y preparado, combinando todo tipo de sonidos, de toques flamencos a más latinos, con otros montajes audiovisuales para una noche especial, con pequeños saltos de un disco a otro, con «Cuerda al corazón», «Lo nuestro» o «Quimera»... con un público que pasaba de la lágrima sensitiva a la alegría del baile en cuestión de segundos.

Según fuentes de la organización, más de 7.000 personas asistieron al concierto de Pablo Alborán con el cartel de «entradas agotadas». Público de diferentes edades que se dejó llevar, que se apuntó a cada palabra, a cada letra de los «himnos» que el artista malagueño animaba a cantar al unísono como una fiesta abierta a todos sin excepción, con aluvión de vídeos, fotos y flashes de teléfonos móviles incluidos.

«Curo tus labios», «Miedo» y «Vivir» sonaron en una recta final en la que tampoco faltaron títulos como «Solamente tú» para el disfrute general, para el éxtasis y el broche de oro en un espectáculo en el que Pablo Alborán exhibió naturalidad y conexión, equilibrio y un manejo de las emociones difícil de encontrar en cualquier otro artista.