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Manuel Giménez: «La violencia real es espantosa»

«No haces un chiste tras matar», dice el cineasta valenciano, que dedica su primer largometraje al caso Alcàsser: el asesinato de tres niñas

El cineasta Manuel Giménez de Llano. fernando bustamante

Manuel Giménez de Llano narra con crudeza casi de documental diez horas de terror indescriptible que vivieron Míriam, Toñi y Desirée aquel día, desde su rapto por Antonio Anglés y Miguel Ricart hasta su asesinato en el recóndito paraje de La Romana (Tous). Y lo hace intercalando, enfrentando, más bien, esa verdad cruda y cruel, extraída de las conclusiones de la sentencia judicial, con el relato «lleno de milongas» de un Ricart recién salido de la cárcel durante una entrevista (¿supuestamente?) ficticia ante otra cámara, la de una televisión privada que lo secuestra en un hotel de lujo de Madrid para obtener esa grabación millonaria en términos de audiencia.

El retrato cinematográfico no concede ni un segundo de sus 105 minutos de metraje a la teoría de la conspiración.

P ¿Por qué una película sobre las niñas de Alcàsser ahora?

R Es algo que tenía pensado desde hace años y es ahora cuando se han dado las circunstancias financieras. El caso Alcàsser no me interesa más que cualquier otro suceso, lo que quería es mostrar la violencia física tal como es, cruda, sin estilizar, repugnante. El caso Alcàsser es eso con un elemento añadido, que es la violencia ejercida contra las mujeres. Ese es el fin, mostrarla como es: despiadada. No quería profundizar en el morbo, sino en la banalidad de la violencia. Transmitir que puedes estar en una terraza sentado al lado de un psicópata sin saberlo, porque no es un satánico vestido con túnica y una camiseta con la leyenda 'psicópata', sino un tipo de apariencia normal.

P Es decir, le interesa la violencia desplegada en este caso y no el caso en sí, con toda su carga mediática y de bulos que han intentado y siguen intentando desdibujar el hecho cierto y objetivo de que dos delincuentes comunes raptaron, torturaron, violaron y asesinaron a tres niñas.

R Es muy difícil abstraerse de todo eso, y más aún siendo valenciano, porque lo tenemos todos muy interiorizado. Me parecía interesante esa historia y recrearla para contar lo que yo quería contar. Nada más.

P «Tarantinizar» el triple crimen... ¿La exhibición cruda de la violencia humana de cineastas como este? ¿Los límites humanos o algo así?

R No quería hacer un thriller. Estamos rodeados de violencia por todas partes: cine, videojuegos... Quería hacer algo donde la violencia no fuera bonita, estilizada... Se trata de darle a la violencia el estatus que merece, y más en un caso tan repugnante como este. No tengo nada contra Tarantino, pero la violencia real es fea y espantosa. En la realidad no le pegas un tiro a un tipo y luego sueltas un chiste.

P ¿Espera aportar una visión distinta al caso? No hablo del hecho judicial, que está muy claro, sino al monstruo insaciable de microintereses personales construido alrededor del triple crimen de tres adolescentes.

R No es mi intención. Una película nunca es un documento histórico. Hay gente que tiene su idea y no la voy a hacer cambiar de opinión, pero es que tampoco es mi intención. La única idea central es intentar hacer ver que el mal es algo absolutamente banal, desprovisto de intenciones diabólicas. Nos hemos acostumbrado, por ejemplo, a que cada mes aparece un chaval con un arma en Estados Unidos que mata a compañeros, profesores y a quien pilla en su escuela o su instituto, y es un chaval cualquiera? De eso quería hablar, de lo banal que puede ser la mayor atrocidad.

P El público actual está demasiado acostumbrado a la violencia estética, ficcionada, irreal, confinada en una pantalla, sobre todo el más joven. ¿No corre el riesgo de que no perciba esa realidad desnuda del horror?

R No creo. He querido huir del thriller y casi, casi dejar que la cámara sola grabase todo el horror. Como si una cámara hubiese estado allí en aquel momento. Es casi una performance del horror más banal.

P ¿Cómo trabajó el guion? ¿En qué se inspiró o a partir de qué elementos se informó?

R Me hice como pude con todo lo que se había publicado en el caso Alcàsser y lo que hay en internet...

P Peligroso...

R No, no, verás... Después, me bajé el sumario y me dediqué todo un verano a leerlo. Eso es lo que hay en la película.

P ¿Ha habido problemas para encontrar distribuidores precisamente por tratarse de este caso?

R Creo que no. Ahora estamos negociando con distintas distribuidoras. Fuera de València se ve todo esto desde un punto de vista muy diferente. Hay mucha más gente de la que nos creemos que sabe que la realidad es la que recoge la sentencia judicial y que no se deja llevar por teorías conspiratorias. Incluso nos defienden en la página de Facebook de Las Niñas, pese a que ni me conocen, ni han visto la película ni está bien visto actualmente defender el trabajo de los jueces. Lo que me sorprende es que esa conspiración siga tan viva 26 años después.

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