Sin horarios, sin reglas y con más tiempo de descanso, los escritores suelen aprovechar el verano para bajar el pistón -un poco, al menos- de sus proyectos literarios y dedicar más tiempo a su pasión lectora, bien revisando a sus autores favoritos o abordando las novedades que se les acumulan durante el curso.

José Luis Ferris es uno de los más eclécticos en las lecturas que piensa meter en la maleta para sus viajes de las próximas semanas. «Leo muchísimo durante el año, sobre todo libros de periodismo y literatura (solo como jurado de los Premios de la Crítica Valenciana se engulló 9 novelas) y leo más en verano por placer. Me llevo un poco de todo: ensayo, novela, poesía y epistolarios».

Uno de los que más le atraen es Luis Buñuel, correspondencia escogida (Ediciones Cátedra), «una pasada de libro de 800 páginas con mil cartas de Buñuel desde 1909 hasta 1983. Hay personas que me interesan mucho ahí», apunta el profesor y escritor, que también comenzará la biografía de Fernando VII escrita por su amigo Emilio Laparra, Fernando VII. Un rey deseado y detestado, de 752 páginas), y una de las novelas del año - Ordesa, de Manuel Vilas-, además de releer la poesía completa de Juan Gil-Albert.

Luis Leante, que pasa el mes de agosto en un pueblo de León, más de retiro que de vacaciones, apunta que lee y trabaja «a medio gas» mientras corrige tres obras de teatro que publicará a finales de año.

«En verano leo menos que durante el resto del año, pero siempre hay un montón de libros sobre mi mesa de trabajo», revela el autor de Annobón, que acaba de terminar la lectura de El silencio y el mar, del alicantino Enrique Botella, primer libro publicado por la editorial alicantina Mankell. «Me ha gustado. Y me parece fantástico que Alicante se convierta en territorio literario. Hay vida más allá de Madrid y Barcelona», añade.

«Ahora he empezado un libro de cartas de Miguel Espinosa, que se titula Cartas a Mercedes (Alfaqueque Ediciones) y la próxima lectura será La risa final (Harper Collins) de Fernando Royuela».

La poeta y librera Carmen Juan Romero lee estos días la Trilogía Auschwitz, de Primo Levi, «y algunos de los soliloquios con los que Yannis Ritsos pone voz a algunos personajes de las tragedias griegas ( Agamenón, Fedra, Ismene). Por lo general aprovecho el verano para revisitar a los autores que me apasionan, pero este año, recién entrada en la librería 80 Mundos, me voy a dejar llevar por las recomendaciones de algunos buenos lectores que he conocido, que hay que estar al día de lo que lee la gente». Ella usa el verano más para leer que para escribir, «el calor no me deja trabajar en la escritura», aclara.

Mariano Sánchez Soler confiesa que el verano lo aprovecha para leer «los libros de amigos que aún no he podido leer, que luego te preguntan y, si no, se cabrean», bromea, y divide sus lecturas entre la poesía y la novela negra. «Estoy con Taxi, de Carlos Zanón, que me la estoy cepillando, y luego seguiré con Ya no quedan junglas adonde regresar, de Carlos Augusto Casas, que también lo recomiendo», explica. De poesía, «estoy con todo, desde Eloy Sánchez Rosillo a Ernesto Cardenal,Lorca o William Carlos Williams», cuenta, tras concluir la escritura de un libro propio de poesía «muy roquero».

Paz Castelló «devora» las lecturas estos meses, «leo rápido y el verano me da para unos diez libros, sobre todo thriller y novela negra para ver cómo está el mercado», apunta la autora de La muerte del 9, que, además de leer mucho más en verano «sin tele y sin wifi» en el campo, la naturaleza le inspira «para armar en mi cabeza historias de crímenes». En su pila de libros de verano destaca estos libros: Todo esto te daré, de Dolores Redondo; El que susurra, de Malenka Ramos; y Golpes, de Pere Cervantes.