El arte de Sara Baras inundará el sábado y el domingo Alicante y Benidorm con el estreno en la provincia de su última creación, Sombras, una fusión de «lo que somos hoy y lo que hemos sido».

P ¿Cómo nació Sombras

R Es la celebración de los veinte años de compañía. En vez de repetir coreografías o recordar personajes y momentos importantes que han significado mucho para nosotros, hemos querido darle al espectáculo una nueva lectura, pero sin olvidar todo lo aprendido. Por eso lo llamamos Sombras, porque hay una sombra que siempre nos acompaña. Concretamente, a mí me marcó mucho desde el principio la farruca, un palo del flamenco que siempre me acompaña. De la farruca es de donde nace todo el espectáculo.

P ¿Es un viaje personal a través de la farruca?

R Sí, es mi viaje más personal, que arranca desde la sombra más fuerte, en este caso la farruca. Este número tiene una fuerza muy especial porque viajamos por distintos lugares, texturas, colores, palos del flamenco. Incluso funcionamos con otro tipo de estilos y registros. Pero siempre volvemos a la farruca. Es un solo número, pero por dentro viaja al fondo de otras cosas que nos encantan, y lo hacemos con mucha libertad pero con sentido musical: volviendo siempre a la sombra de la farruca.

P ¿Todo empieza y acaba en la farruca?

R Empieza con la farruca pero como por el camino se van tocando otros palos y registros, el final es inevitablemente diferente. Sin embargo, aunque sea distinto, guarda la misma esencia.

P ¿Puede contar algo de la puesta en escena?

R Todo tiene mucha importancia, cada cosa tiene su sentido. Además, lo que es muy bonito es que todo está hecho para el espectáculo. Siempre intentamos buscar algo nuevo cuando estrenamos. En Sombras contamos con los garabatos del pintor Andrés Mérida, que están inspirados en mi baile de la farruca, y hace que todo se convierta en un garabato y todo tiene un sentido más especial. También jugamos en escena con la sombra, porque en el baile significa mucho más que lo que propone la palabra en sí, ya muy profunda; en el baile actúa como una silueta, llena de belleza, muy importante estéticamente para nosotros.

P Y siempre nos acompaña.

R Sí. Una nunca baila sola, siempre hay algo que te acompaña, que te hace crecer, cambiar, que te empuja y te levanta: tu sombra. Todo lo que te acompaña durante 20 años son sombras? Es mucho más que la imagen del cuerpo.

P Si es un viaje por esos 20 años de experiencias y crecimiento, en Sombras

R La verdad es que tiene mucho colorido, hay muchas fusiones de instrumentos: está el saxofón, el violín, la flauta, la armónica, un abanico muy grande de percusiones... La mezcla de instrumentos y sonidos es muy interesante. En el baile es igual, hay momentos con movimientos más tradicionales y otros más vanguardistas o más contemporáneos. Es una fusión entre lo que somos hoy y lo que hemos sido, y creo que eso es algo que engrandece el espectáculo.

P Engrandece y... ¿asombra?

R Sí, y no solamente al que lo ve, sino también al que lo hace, porque mientras lo hemos hecho nos ha asombrado, muchas veces, el resultado así como el día a día. Tiene una mezcla de algo muy preparado, de muchos años de trabajo, pero también hay momentos de improvisación que hacen falta en este espectáculo, porque sino no estaría vivo. Sombras crece a medida que se hace, van surgiendo cosas así como las vamos viviendo. Es verdad que la palabra «asombro» está muy metida en el espectáculo, ya que al ser todo en directo, los que estamos actuando vamos provocándonos. Es necesario asombrarte con algo para que te salga lo que tienes dentro, por eso Sombras también es una búsqueda, para convertirte a ti misma en algo que te asombra y te sorprende.