Las hijas del capitán narra la historia de tres mujeres españolas que emigran a Nueva York, un hecho ficticio pero que fue una realidad. ¿Se nos olvida demasiado pronto el pasado?

Efectivamente, la memoria a veces tiene un recorrido muy corto, y se nos olvida que hace no mucho tiempo los españoles fuimos también inmigrantes. En las primeras décadas del siglo XX, casi cuatro millones de españoles emigraron a América, y entre ellos un número importante tuvo por destino Nueva York. Allí formaron una colonia activa y cohesionada, con múltiples instituciones y negocios, asentada en barrios muy concretos. Entre ellos, por cierto, hubo numerosos alicantinos, procedentes en su mayoría de la Marina Alta. Instituciones como el Círculo Valenciano o negocios como La Valenciana o la fonda de Juan Pons dejaron testimonio de esta presencia.

Muchos españoles fueron y son también en la actualidad emigrantes. ¿Por qué entonces tan poco empatía con los que vienen de fuera?

No todo el mundo siente esa falta de empatía, por fortuna; pero sí es cierto que hay quien rechaza la acogida de inmigrantes, posiblemente por prejuicios o temores. Los españoles de los que yo hablo en mi novela fueron bien acogidos en Nueva York, se trataba de gente honesta, laboriosa y tenaz cuyo único objetivo era trabajar para labrarse un futuro mejor. Su vida, no obstante, fue a menudo dura, y así lo intento yo mostrar en las peripecias a las que se enfrentan mis protagonistas, las hermanas Arenas, cuando intentan sobrevivir en la gran ciudad.

No sé si lo calificaría de drama o más bien de injusticia...

Abandonar a los tuyos es siempre un drama y, según sea el destino, la aceptación puede ser más o menos injusta. En el Nueva York de la época de mi novela, en los años 30 del siglo XX, más de un tercio de la población había nacido fuera de los Estados Unidos, había zonas enteras llenas de inmigrantes, ellos fueron los que contribuyeron con su trabajo para que la ciudad creciera y se afianzara como la metrópolis que hoy es.

¿Puede su novela sensibilizar este tema?

Confío en que sí porque, aunque se trata de una novela, las vicisitudes a las que deben hacer frente las hermanas Victoria, Mona y Luz están muy vinculadas a la realidad de aquella colonia y de los inmigrantes en general. Pretenderán hacer prosperar un negocio, sufrirán reveses y adversidades, lucharán por mantenerse a flote, se verán rodeadas de personajes de todo tipo, a veces solidarios e inspiradores, y a veces negativos y hasta tóxicos. Y gracias a su coraje y su valentía, lograrán abrirse camino

¿Por qué esta historia y qué le llevó a ella?

Quise rescatar la presencia española en la ciudad de los rascacielos; en los años 30 eran casi 40.000 personas asentadas mayoritariamente en la zona de Cherry Street, entre los puentes de Brooklyn y Manhattan (donde estaban casi todos los alicantinos), en la calle 14 y en el área de Atlantic Avenue en Brooklyn. Trabajaban como camareros, fogoneros, tabaqueros, estibadores, albañiles, porteros de edificios... Tenían abiertos negocios de todo tipo, tiendas de comestibles y casas de comidas, fondas y pesiones, librerías y comercios de instrumentos musicales, billares, cafés, barberías... Se organizaban por zonas geográficas, además del Círculo Valenciano existía el Centro Asturiano, la Casa de Galicia, el Centro Vasco-Americano, el Centro Andaluz, el Centro Montañés... Y había también grandes sociedades de beneficencia a las que casi todos los españoles solían pertenecer, de las cuales hoy día aún pervive La Nacional. Formaron, en definitiva, una colonia memorable a la que creo que valía la pena rendir un tributo literario.

No ha mejorado mucho la situación de gente de habla hispana como los mexicanos que cruzan a Estados Unidos y se encuentran con un gobierno totalmente hostil e inhumano

Lo que ahora mismo resulta desalentador son las recientes políticas relativas a cuestiones migratorias, pero también hay un sector enorme de población latina que lleva muchas décadas firmemente asentada en el país, constituyendo una masa de votantes decisiva, aportando mano de obra y profesionales en numerosos sectores y haciendo que el español sea una lengua con presencia y poder creciente en el país.

Las hijas del capitán se va a traducir al inglés y a lanzar precisamente en EE UU. ¿Se entenderá igual la historia allí?

Espero que sí. Estados Unidos es un país levantado desde sus orígenes a fuerza de inmigrantes, ellos entienden como nadie la épica de la inmigración. Y por suerte, mis novelas cuentan con una gran aceptación en el país, donde todas las anteriores han sido ya traducidas.

¿Hay ofertas para llevarla a la televisión?

Hemos recibido bastantes muestras de interés, porque tanto los escenarios como la trama y las protagonistas están resultando enormemente cautivadores. Sin embargo, no hay un proyecto consolidado todavía.

De momento el viernes en Alicante lo que sí tiene la literatura, y en concreto su novela, es un menú hecho a medida y un vino exclusivo. Eso no se da todos los días.

Mi encuentro con los lectores alicantinos tendrá ese componente especial, con un cena en la que se degustará un menú basado en las recetas que aparecen en la novela, puesto que gran parte de la trama gira alrededor de la casa de comidas El Capitán que da título a la obra. Y el vino que degustaremos ha sido bautizado con el hermoso nombre de Little Spain, que es como a veces se conocía a la zona de la calle 14 neoyorkina, donde transcurre gran parte de la acción.